(Por HAP)
La ventosa jornada mendocina comenzó con una sorpresa, de esas que deja huellas en los devenires de los torneos cortos, como lo fue el empate en un tanto por bando entre las campeonas de todo, Holanda y su similar de Nueva Zelanda. Si bien las naranjas merecieron mejor suerte, sobretodo porque despues del empate kiwi se fueron con todo al ataque y pudieron haber desnivelado por intermedio de varios fijos o picantes jugadas de campo, el marcador igualado en uno no se alteró por imprecisiones propias, pero mas por méritos ajenos. Las de Marc Hager han encontrado una identidad y si bien aún están bastante lejos de encaramarse en los primeros puestos de todos los campeonatos, demuestran en cada uno de ellos que están para mas, que con trabajo y esfuerzo llegarán a complicar a los favoritos de siempre. En esta mañana cuyana, se sintieron como en casa y si bien el viento al que están tan acostumbradas no era el del pacífico sur, el proveniente desde nuestra cordillera de los Andes no les resultó extraño a juzgar por el resultado final. Que Holanda va a mejorar y estará en la definición de las cosas importantes, no hay demasiadas personas en el mundo del hockey que apostarían por lo contrario, pero la bocanada de aire fresco que nos dejaron las maoríes es para tener en cuenta en lo que está por venir, de eso tampoco hay demasiadas dudas. Párrafo aparte, merece ser mencionado como se nota en varios planteles de este recién iniciado Champions Trophy una clara tendencia a dividir al círculo desde todos los ángulos con gestos técnicos diversos. El desarrollo de los sistemas defensivos, tanto de equipo como de táctica individual han orientado a los entrenadores del mundo a optar por la vía de la división cuasi sistemática ante la marcada imposibilidad de penetrar las férreas defenesas adversarias. El gol neocelandés es la mejor muestra de ello. El segundo turno nos deparó el choque de los dos planteles asiáticos, las rojas de China versus las azules de Japón. Desde el arranque los dos conjuntos entregaron el despliegue al que nos tienen acostumbrados los nacidos en ese continente. Quizás sin demasiadas emociones pero con mucho fervor, ambos teams intentaron abrir el marcador, pero sin suerte, hasta la finalización del primer cuarto. Promediando el segundo cuarto llegaron la emociones cuando las niponas convirtieron de desvío un fijo ejecutado desde la primera base, por intermedio de Mie Nakashima aunque no les duró demasiado la alegría porque inmediatamente despues, China arribó al empate con un fuerte tiro de revés barrido frontal tras rebote en la arquera japonesa luego de un desvío diagonal de la misma jugadora, Jiaqi Li, que impactó en la tabla. Igualadas en un tanto por bando, nos sorprendió el final de la primera mitad. La segunda parte fue mas de lo mismo. Despliegue, esfuerzo, adrenalina. Siempre pensando en el arco de enfrente, pero con las limitaciones técnicas conocidas. Debido a esto, el resultado permaneció inamovible y el uno a uno final repartió puntos entre certezas y flaquezas. El tercer turno nos deparaba la incógnita de como desandarían el camino Alemania e Inglaterra que se enfrentaban buscando el primer triunfo en el evento, luego de sendas derrotas por un gol de diferencia en el debut. Los dos equipos europeos se conocen demasiado, por eso no extrañó que apenas escucharon el silbato inicial de nuestra Mercedes Sanchez las dos escuadras se desplegaran en pos del gol de apertura, atacando permanentemente regalándonos un vibrante match entre las idas y las vueltas. Las teutonas estaban mas finas y tras una exitante jugada por la izquierda de su ataque, coparon la zona profunda en la “T” británica con asociaciones en velocidad dos versus uno agrandando el arco, venciendo la resistencia inglesa, abriendo el marcador a su favor promediando el segundo cuarto, que a la postre sería el el resultado con el q se cerraría la primera mitad. Tras el descanso, durante el tercer cuarto, Alemania fue penalizada con dos tarjetas amarillas por sendas infracciones consideradas como juego brusco, cosa que aprovecharon las de la rubia Albion, haciendo valer la superioridad numérica, igualando 1 a 1 por intermedio de Lily Owsley. El cuarto final, presagiaba una dura lucha para tratar de conseguir el desnivel del match, con los dos equipos echando el resto en búsqueda de la victoria. Y no defraudaron, porque tanto las germanas como las nacidas a orillas del río Támesis, fueron y vinieron incansablemente cada una con sus propios argumentos, buscando el gol que estableciera la diferencia en el score empardado. Los últimos 5′ tuvieron un ritmo demoledor y si no cambió la chapa en el marcador fue debido a la portera alemana Cristina Reynolds que contuvo un penal, videoref mediante, a su izquierda abajo, con reflejos felinos y el último fijo inglés a su derecha esquinada que iba directo al rincón de las ánimas. Para ese entonces, lentamente se iban poblando las graderías porque a continuación las Leonas enfrentaban a las hockeyroos, cobertura exclusiva de nuestro enviado especial Walter Alejandro Molezzi.