(Fuente: “Día a Día”; www.diaadia.com.ar; cronista: Sebastían Roggero)
La cordobesa, ex jugadora de las Leonas, coordina el hockey en el club Gepu. Está embarazada de seis meses y sueña con que su hija juegue al hockey en el estadio que lleva su nombre.
Hace un año se retiró del hockey con una austera ceremonia en San Luis. Hace más de un año que vive allá. Soledad García, la mejor jugadora de hockey de Córdoba de todos los tiempos, cuenta qué es de su vida con 33 años.
“Me está yendo bien. Se me dieron algunas cosas rápido en cuanto a lo laboral. Con mi pareja (Nicolás Aostri) decidimos venir para acá por oportunidades laborales. Él me había acompañado bastante a mí en mi carrera. Y, bueno, me siento bien con cómo me recibió la gente aquí y con la familia de él, que es lo más cercano que tengo por acá. Tampoco estoy en Holanda, ja, estoy a cinco horas de Córdoba”, arranca.
–¿Casada?
–No, en pareja desde hace tres años y medio. Pero ya somos como un matrimonio.
–Hasta que no se firma…
–No, no, seguro, pero las presentaciones ya son como “mi mujer”, “mi marido. A veces me cuesta, pero lo digo ja, ja.
–¿Ya te dicen ‘señora’?
–Ya soy más grande. Ya me dicen señora y ni les corrijo, ja, ja. Y ya tengo panza, ya pasé a ser señora, ja, ja. Sigo siendo la Sole, pero más señora, ja.
–¿Embarazada? ¿De cuántos meses?
–Seis meses y medio. Voy a tener una nena. En la dulce espera.
–¿De qué trabajás en San Luis? ¿Estás en el club Gepu?
–Sí, en realidad hago de todo. Acá el hockey no está asentado y popularizado como en Córdoba y en otras provincias. Se ha hecho popular en los últimos años. Bueno, justo a la semana que me vine a vivir me encontré con una persona que me miró como diciendo sos “oro en mis manos”. Y me ofreció la coordinación general de hockey del club. Y la tomé. Gepu es casi la única institución que tiene varios deportes. No es como la U (por Universitario), Jockey Club o Athletic (en Córdoba). Y justo cuando yo llego se agregó el hockey. Yo no tengo la cuestión pedagógica para enseñar; preferí hacer lo que es la organización, coaching, manejar entrenadores y llegamos a la conclusión de que eso era la mío. Sin embargo tomé la conducción del equipo de varones de primera. Hubo sintético a los pocos meses.
–¿Serás entrenadora?
–Por el nivel en el que uno se ha movido en los últimos años, me resulta difícil trasladar lo que he aprendido a los nenes, es decir, de la planificación a la realización. Es lo que me pasa porque siempre estuve abocada a jugar. En Holanda hice un curso de entrenadora. En el club ya había entrenadores y me parecía lo mejor que siguieran. Me encantó dirigir a los varones. Fuimos campeones. Les terminé enseñando a agarrar al palo y pegarle a una pelota a chicos de 28 años. A eso no me lo hubiera imaginado nunca. Fue una linda sensación. Con los que son más grandes me resultó más fácil. No lo descarto (ser entrenadora), pero debería capacitarme para dar lo mejor.
–¿Ves que hay nuevas camadas de jugadores que puedan continuar los resultados de Las Leonas?
–Creo que sí. Estoy en una provincia que está creciendo mucho en cuanto a hockey. Igual, faltan algunas cosas. Algo que en otras provincias no es así. Capaz llevás a tu hijo a los 3 años y te quedás toda la vida en el club, como me pasó a mí (en Universitario). Cuando veo a la selección, veo que hay chicas jóvenes que tienen futuro. Por ahí hay una imagen de Las Leonas entre 2000 a 2010. Quizá sea difícil que esos resultados se repitan. El juego ha cambiado. Se juega más rápido. Nosotras transmitíamos algo que las chicas de hoy no tienen porqué transmitir porque son personas totalmente diferentes. Son camadas. Les ha pasado a muchos deportes en el último tiempo. Creo que en resultados pueden repetirse (buenos resultados) pero quizá no se transmita lo mismo.
–¿No te retiraste muy joven?
–Me retiraron, ja, ja. Yo no me retiré, por lo menos del seleccionado. Después sí decidí dejar el hockey profesional por una cuestión de viajes. Quería empezar a tener una vida más normal, con cosas que son tan lindas como el hockey. Yo tenía una sola visión de la vida, que era el hockey. Lo viví a nivel selección desde los 15 años. Y más siendo del interior, el esfuerzo que uno hace para viajar es mucho. También jugué afuera mucho tiempo y esos viajes se sienten. Fueron muchas cosas. En realidad no elegí irme de la selección. Fue una decisión de arriba, de los que mandan. No es lo que yo quería hacer en ese momento, quizá podía llegar a Londres 2012.
–Si se ve el fútbol, cuando no convocaron a Tevez se pensó que no lo citaron por “problemático”. Cuando no te citaron a vos, ¿se pudo haber pensado lo mismo?
–Me diste justo un ejemplo muy marcado, el de Tevez. Él vivía la camiseta de manera muy especial. A mí la gente me decía exactamente lo mismo. Pero es difícil compararlo con el fútbol. El hockey es diminuto comparado con el fútbol. Y lo mío fue algo personal más que no sumar al grupo o no rendir. Es el gran error que siempre se ha cometido en el hockey argentino. Soy una de las personas que estaban y no estuvieron nunca más. Nunca me dijeron “para estar tenés que mejorar esto”. Simplemente no estaba en la siguiente lista. A mí me pasó y yo era Sole García, que tenía 15 años en la selección. Cuando me dieron las razones eran totalmente extradeportivas. Y yo jugaba al hockey y lo hacía bien.
–¿Cuáles fueron esas razones?
–Nunca las conté porque son cosas que quedan adentro. Ya pasó. No sé, fue algo como que “no me gusta tu cara”, “no tengo ganas que estés en la selección”. Algo así. Es una injusticia para el jugador, que siempre tiene la ilusión de estar en la selección. Son cosas que pasaron, que las he asimilado y que las he aceptado. Y no me arrepiento de nada. Tuve una buena carrera, exitosa por dónde se la mire. Y no me parece justo empañar todo lo que hice por esto de la selección.
–No se nota rencor en tus palabras.
–Me llevó tiempo asimilarlo, ja. Me llevó tiempo entenderlo. Y la realidad es como cuando uno va al colegio, el que manda es el maestro, sea injusto o no. Al poder lo tiene el que tenga el sartén por el mango. Es una pena que te hagan sentir así, tan chiquitito, de un día para el otro. Pero la realidad es que hubo mucha gente que dejó de ver a las Leonas por esas injusticias. Ya pasé la página, hoy estoy feliz con la vida que tengo.
–¿Cuál fue el legado más importante que dejaron las Leonas de tu camada?
–Todavía me considero deportista aunque estoy lejos de la cancha. Las Leonas dejamos un legado que es haber impuesto el feminimismo en el deporte. En América latina el deporte es el fútbol y lo hacen los varones. Nosotros logramos que nos vea un taxista, que paraba el auto a las cinco de la mañana para ver nuestros partidos. Hasta el colectivero escuchando la radio para ver cómo nos iba. Y eramos un equipo femenino. El hombre miró de igual a igual a la mujer en la parte deportiva. Compararlo con los actuales grupos es difícil. Nosotras rompimos una barrera que nos enaltece. Y nosotras sólo pensabámos en jugar con pasión.
–¿Cómo se entiende que no te hayas retirado en tu provincia y en el estadio que lleva tu nombre?
–Hay que preguntárselo a quienes estuvieron en su momento en la Agencia Córdoba Deportes (fue bajo la gestión de Emeterio Farías). Hoy está Agustín Calleri y compañía. Me ofrecieron hacer una despedida en Córdoba, pero la esquivé porque luego de hacer una despedida en San Luis me parecía una falta de respeto. Hubo cosas que no fueron claras. Hubo mucha gente que me vino a ver a San Luis desde Córdoba. Organizamos algo barato pero nunca me explicaron nada. Mi sueño era retirarme en Córdoba. Pero yo tampoco puedo explicar lo que me preguntás.
–Tener tu nombre en un estadio (el de hockey que está en el predio del Mario Kempes) supone grandeza, ¿cómo te llevás con eso?
–Es raro, ja. Un día me suena el teléfono y me di cuenta quién era. Era el actual gobernador (De la Sota). Me preguntó si me gustaba lo de ponerle mi nombre. “Tenemos que hacer un decreto”, me dijo. Bueno, fue linda la inauguración y, bueno, en ese momento no lo disfruté mucho porque estaba en un torneo con la selección. Me hubiera gustado disfrutarlo más. Hoy sigo todo lo del hockey de Córdoba y cuando leo que se juegan “las finales en el estadio Sole García”, digo ‘guau’… (se emociona hasta las lágrimas)… es un orgullo (balbucea)… eso se hace cuando alguien muere y a mí me lo hicieron en vida (sigue casi sin poder hablar)… Perdón por las lágrimas, me emociono fácil ahora que estoy embarazada, ja. Quizá mi hija juegue en el estadio Sole García alguna vez…
Quién fue Sole García en el hockey
Soledad García nació en Córdoba el 12 de junio de 1981. Se formó en el club Universitario, del cual vivía a pocas cuadras. Siempre se desempeñó como delantera y rápidamente se destacó en el ámbito local, lo que la llevó al seleccionado argentino femenino.
Por entonces no eran conocidas como las Leonas, a partir de los juegos olímpicos de Sidney, en 2000, fue que se produjo esa marca registrada. Sole estuvo en ese plantel que logró al medalla de plata. Además de la U y la selección, jugó en Rot Weiss de Alemania y Push y SCHC de Holanda.
Entre sus muchos títulos, los más destacados fueron las tres medallas olímpicas (además de la plata en Sidney, las de bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008). También dos títulos mundiales (Perth 2002 y Rosario 2010), tres Champions Trophy y dos coronas panamericanas, además de las premiaciones como la Mejor Jugadora Junior FIH en 2002 y 2004.
Su salida del seleccionado se produjo tras el panamericano de Guadalajara en 2011. El entrenador Carlos Retegui la sacó de su consideración, lo cual generó una tremenda polémica en el hockey argentino con comunicados y desmentidas entre las partes.