“Durante 18 años de jugadora de hockey nunca me caractericé por ser habilidosa, pero siempre fui muy aguerrida”, se define orgullosa Nancy Staneff, una de las figuras del deporte que brilló en San Martín primero y en el seleccionado tucumano después.
(Fuente: La Gaceta; Cronista: Gustavo Rodríguez; Foto: Diego Aráoz)
“Viví muchísimas cosas en mi carrera y por eso no dudo que esta disciplina me formó en muchos aspectos. Por eso también estoy dispuesta a seguir trabajando por la actividad”, cuenta la ahora dirigente.
Staneff sabe que de su boca pueden salir palabras que generen polémica o hieran sentimientos. Por eso se mide, no porque muchos en el ambiente la acusen de “tirabombas”.
“Es muy bueno que la Champions Trophy de varones se dispute el año que viene en la provincia. Es el impulso que necesita el hockey masculino para crecer. Hay que aprovechar este torneo, pero también hay que mejorar muchas cosas, empezando por el estadio de Natación”.
– ¿Hay que reacondicionarlo de nuevo?
– Sí, y ponerlo en condiciones implica un costo que no sé quién asumirá. No está en buenas condiciones. Hay que reparar cosas tanto en la edificación como en la cancha. Será como empezar de nuevo.
– ¿Por qué?
– Y… Puede generar un efecto boomerang. Lo digo por lo que pasó con la World League. Lo que debería haber sido un acontecimiento para que el hockey siga desarrollándose terminó dividiendo las aguas, generando algún malestar. Y, encima, por los errores que se cometieron, nunca más fue utilizado ni para una competencia regional. Está claro que eso fue un castigo.
– ¿Qué se hizo mal?
– El error que se cometió fue haber entregado el estadio a Natación para su manejo. Todos los clubes tenemos las mismas necesidades y fue terrible cuando ni siquiera se permitía entrenar a los seleccionados en ese escenario. La Asociación gastó $ 250.000 en alquiler para que los combinados pudieran entrenar.
– ¿Cómo se llegó a esa instancia?
– Cuando se hizo el acuerdo de la construcción se dijo que habría una cláusula para dejar aclarado ese punto, pero eso nunca ocurrió y así estamos. Se lo construyó con fondos públicos y tendría que ser en beneficio de todo el hockey tucumano y no de un club particular.
– ¿Se puede cambiar esta situación?
– Sí. Si no lo administra la provincia o la Asociación, que siga en manos de Natación, pero que permita que los otros clubes, aportando recursos para su mantenimiento, puedan utilizarlo. Insisto, a ese estadio hay que aprovecharlo porque fue construido con el dinero de todos los tucumanos.
Cuando Staneff decidió colgar el palo, no se separó del hockey. Siguió vinculada como dirigente en su club y después como consejera en la Asociación. “En San Martín tenemos la posibilidad de manejarnos de manera totalmente independiente. Es un club donde las prioridades son otras, pero nos dejan el camino para que gestionemos por cuenta propia”, explica. Y, sobre su paso por la entidad madre del deporte prefiere no hablar, aunque reconoce que fue un trago amargo.
– ¿Por qué el hockey no deja de crecer?
– Es cierto que tuvo un importante desarrollo a nivel provincial. Con la Liga se ve a chicas jugando en todos lados de la provincia. Pero el problema es que no se puede capitalizar esa explosión.
– ¿A qué se debe?
– Este no es un deporte económico. Desde el equipamiento hasta ir a entrenamiento y después jugar los partidos significa hacer un gasto importante y no todo el mundo puede hacerlo. Entonces, es mucho más fácil que el dirigente político barrial aporte los recursos para que las chicas jueguen, antes que lo haga la Asociación.
– ¿Los clubes se fijan en esas jugadoras?
– Claro que hay buenas jugadores y que pueden tener mucho futuro. Pero el problema es que están desparramadas y no se las puede captar. Y ojo, aclaro que no se trata de robar jugadoras, sino de aprovecharlas a las que están disputando ese torneo.
– ¿Cómo se soluciona el problema?
– Buscando la manera para que todas las jugadoras de la provincia estén contenidas. Y creo que debería ser bajo la órbita de la Asociación que puede organizarlas, formarlas y gestionar competencias que cuenten con la participación de todas.
– Pero ese crecimiento no se nota en los resultados deportivos…
– Y sí. No hay dudas que hemos perdido mucho terreno con respecto a otras provincias. Antes Tucumán estaba entre los cuatro primeros, pero ahora no es así y este presente se debe a numerosas razones que no necesariamente tienen que ver con lo deportivo.
– ¿Cómo cuáles?
– En primer lugar, Córdoba y Rosario, por ejemplo, tuvieron un importante crecimiento. Y en ello tiene que ver mucho que la situación económica de sus jugadoras no es la misma que las nuestras. Eso se refleja en la preparación. Además, ellos cuentan con una infraestructura que nosotros no tenemos para entrenarnos.
– ¿Algo más?
– Indudablemente que el compromiso de los jugadores no es el mismo. Creo que están dando más prioridad a sus participaciones en la Liga que a los torneos nacionales. Ese es un tema en el que se debe trabajar para lograr un cambio de mentalidad.
El hockey, en los últimos tiempos, se transformó en imán para todos aquellos que buscan protagonismo, ya sea social o político. Después del fútbol, esta es una de las disciplinas más “kirchneristas” de todas. “Me duele porque en realidad se están perdiendo los espacios. Llegaron a los cargos que ocupan porque hay personas que no asumieron esa responsabilidad. Hay que ser realistas: en nuestra Asociación hay más dirigentes que son padres de jugadoras que ex jugadoras. Me parece que esta realidad se debería cambiar porque, caso contrario, tendremos que pagar un alto costo”, dice.
– ¿Cuál sería ese costo?
– Cuando se disputó la World League en Tucumán, Las Leonas no jugaron bien o demostraron no estar bien porque, por una decisión política, se cambió de entrenador. Muy pocos se atrevieron a decir esa verdad. Otro punto: Anibal Fernández, como presidente de la Confederación, no entregó ningún premio. Y en eso quizás tuvo que ver que durante el torneo una señora lo insultó cuando lo descubrió en la tribuna. A pesar de que el incidente fue rápidamente solucionado, se transformó en una señal.
– ¿Y cómo se llevan las jugadoras con este tema?
– Creo que las chicas que tienen otra ideología o pensamiento político siguen ahí por el deporte. Hubo varias que no aguantaron y terminaron renunciando con excusas honrosas, pero no dieron a conocer los verdaderos motivos para evitar tener problemas.
Staneff lleva una vida agitada. Trabaja en el Banco del Tucumán y también realiza labores en la empresa familiar. Pese a sus obligaciones, siempre le dedica buena parte de su tiempo libre al deporte. Carlos López, su esposo, colabora en el club Jockey. Sus hijos Bruno y Ezequiel juegan al rugby, y Agustín, al fútbol. “Canalizo en ellos lo que no puedo hacer por no haber tenido una hija mujer. Otra lucha es que los cuatro son hinchas de Atlético y me los tengo que aguantar en casa”, bromea.
– ¿Cómo ves al deporte tucumano?
– Creo que hace falta recuperar la vida de club, aunque hay que reconocer que los tiempos son otros y que la situación económica de antes es completamente diferente a la de ahora. Las familias pagaban sus cuotas sin problemas. Hoy, lógicamente, las familias tienen otras prioridades.
-¿Creés que los jóvenes no están tan comprometidos?
– Sí, lo creo. Antes, nadie faltaba a un entrenamiento, salvo que tuviera un serio problema. Hoy es común que haya chicas que te digan: ‘no fui porque era el cumpleaños de la abuelita de mi novio’. Pero esto no es de ahora, sino que ya viene desde hace varios años y se está agravando.
– ¿Por qué?
– Una vez con San Martín viajamos a Mar del Plata a participar de un torneo de clubes campeones. Para esa competencia se decidió incorporar al plantel de Primera a dos juveniles. Un día teníamos que jugar un partido y ellas habían desaparecido. Tuvimos que ir a jugarlo sin ellas. Después, cuando aparecieron, nos dijeron que se habían ido a conocer el mar y que no se habían dado cuenta del horario. En realidad, con ese pensamiento no decían otra cosa que: ‘nos interesaba más conocer el mar que jugar un torneo nacional’.
– ¿Eso se refleja en todos los deportes?
– Me parece que sí, salvo en el rugby que sigue creciendo a fuerza de muchísimo trabajo. Creo que no hay una política deportiva que ayude a crecer a todas las disciplinas y, si hay algo, no son más que subsidios para los clubes. No digo que eso esté mal, pero se necesitan otras cosas también.
– ¿Qué cosas?
– Primero, un centro de entrenamiento de alto rendimiento y, después, un estadio único que sirva para todos los tucumanos y que no sea como el de hockey.