Es la única santafesina que dirige partidos en el hockey de altísimo nivel de Buenos Aires. Tiene 27 años, era arquera de ChaRoga, es profesora de Educación Física, estudia profesorado en Psicología y Licenciatura en Psicología. Está muy cerca de ser internacional.
(Fuente: El Litoral; Cronista: Luis Gudiño; Foto: Carlos Almirón)
PRIMEROS PASOS. “Comencé a jugar hockey en el año 2004 en ChaRoga, de arquera. Fue muy casual, no conocía el hockey salvo de ver a algunas chicas los viernes en la peatonal, llevando el palo: de jean pero paseando el palo. Nunca se me ocurrió, hice muchos deportes, una amiga me insistió y fui a una práctica. El club necesitaba una arquera de sexta, al otro año jugué en quinta y así fui ascendiendo. Me gustó el puesto, yo era arquera de handball y me fue bien. Jugué hasta 2008, cuando empecé a arbitrar. Pero con ChaRoga jugué en primera, salimos campeonas, subcampeonas y disputé torneos nacionales en los que ascendimos de categoría en un Argentino de Clubes. Tengo muy lindos recuerdos y en esa época estábamos entre las mejores. Incluso en un torneo en Paraná, le ganamos en semifinales al favorito: Náutico Hacoaj, con la Leona Natalí Doreski de centrodelantera, pero pusimos mucha actitud y ganas”.
ADIÓS AL ARCO. “Siempre me gustaron las reglas de juego; si hago algo, me gusta hacerlo conociendo el reglamento, y cuando jugaba fui a charlar. Pero como era menor de 18 años no podía arbitrar todavía. En 2007 me enfermé: cursaba en el ISEF a la mañana, trabaja de tarde, se me complicaba entrenar, no estaba conforme con mis prácticas para atajar bien y decidí dar un paso al costado. Pude tener un reemplazo en mi club y tomé la decisión de dejar de jugar. Un año más tarde comencé a arbitrar. Llegué en un momento en que se necesitaban árbitros. Nunca tuve problemas en dirigir a chicas que jugaban conmigo. Como árbitro fui mutando bastante. Como en todo lo que hago, soy muy respetuosa, responsable y quiero progresar, quiero saber más, no estancarme. Antes era más blandita, pero ahora no tanto. Con el correr de los campeonatos fui tomando mucha experiencia; a nivel nacional, dirigiendo en Buenos Aires, sigo aprendiendo mucho, con gente que sabe muchísimo, y fui moldeando mi forma de ser: por un lado, amistosa con las jugadoras y, cuando se necesita, marco distancias o me enojo. Hay jugadoras y jugadoras. Una sabe a quiénes escuchar y a quiénes no, porque reclaman cada cosa… Los técnicos también: a algunos les decís: ‘bueno…basta’ y se calman, y otros siguen, así que se saca tarjeta y listo. Nunca tuve problemas con el público, ni me insultaron. Sí hay gente molesta. Algunos que son insoportables, pero yo los miro y ya saben que la próxima se van de la cancha. Conmigo se puede hablar de ciertas cosas, no podemos debatir en el medio de un partido. Tampoco podemos ponernos a discutir todos los criterios, en eso no colaboran y no es su función”.
TECNOLOGÍA. “La tecnología como ayuda del arbitraje es necesaria cuando es buena. También se hacen engorrosos los partidos en los cuales se pide video rep por cualquier cosa. En el juego también está el azar de ver o no ver las cosas. En el hockey se puede pedir entre las 23 y línea final, gol o no gol, corner corto y penal. Nada más. Tiene que haber muy buenas cámaras, ya pasó en los play off de Buenos Aires, en partidos finales y no dio resultado porque no se veía bien”.
DIRIGIR A LAS LEONAS. “Tuve la suerte de calificar y entrar a arbitrar el mismo año en que comencé a ser juez. Salir del torneo local está bueno, también conocer otro hockey, otras personas, cómo se arbitra en otros lugares. Como dice un conocido ‘cada región es un país distinto’ dentro del arbitraje y del hockey. Hay mucha diferencia entre el interior y Buenos Aires, a nivel de clubes y seleccionados. Dirigir a jugadoras de Las Leonas jugando en sus equipos es muy lindo, un desafío. Por ejemplo, arbitré a Mariné Russo, que era mi preferida cuando era chica y se lo dije. La conocí a ‘Mechi’ Margalot, histórica leona, y fue emocionante. Hay algunas que te tiran la chapa encima y te dicen ‘soy leona’. Pero la mayoría no protesta; son tranquilas, a algunas se las puede utilizar de nexo para que te calmen los partidos, son líderes. Me sorprendió la corrección de Rocío Sanchez Moccia, es tremendamente habilidosa y rápida. Es buena, atenta, nunca protesta, y eso que le pegan mucho por su forma de juego y no dice nada, ni se queja”.
LA EVALUACIÓN. “En Buenos Aires nos hacen test físicos, hay capacitación de arbitraje, charlas de psicología. Somos entre 180 y 200 árbitros de todo el país. Nos dan rutinas por grupos, y a fin de año nos toman la prueba final para ver si mejoramos físicamente y en otros aspectos. Después de los partidos, los analizo en frío para ver si se podría haber cobrado o si se podría haber hecho otra cosa. Lo hago sola o con mis compañeros, o con la gente que va a evaluar, como es el caso de Carolina De la Fuente, una de las mejores árbitros del mundo. Llega un punto en que tenés que manejar la cabeza y no quedar enganchada con una jugada, seguir para adelante y analizar después. El hockey no es matemático”.
EN LA CANCHA. “Las mujeres dirigimos también a varones. Yo no arbitré muchos partidos, pero me respetan. Costó bastante porque muchos pensaban que no nos respetarían. Pero muchas veces me trataban mejor a mi que a un compañero varón. En Santa Fe el ambiente del arbitraje es bastante machista. Lo que estudio (psicología) me ayuda a pensar situaciones, ponerme en el lugar del otro, a manejar también mi cabeza y no enojarme conmigo misma. Tener la firmeza para tomar decisiones y bancarme con coraje del lado del banco de suplentes. A nivel designaciones, siempre ponen al más experimentado del lado del banco y al que menos tiempo tiene del otro lado, pero por lo general eso se acuerda. Tienen las mismas funciones, excepto que el que está del lado del banco debe controlar y mediar con ellos”.
SU FUTURO. “Me gustaría dirigir a nivel internacional, todo árbitro aspira a eso. No es que haga una carrera para llegar a tal lado, sino que me voy formando. Cuando fui a Buenos Aires me di cuenta de que tenía bastante pero me faltaba más. Si me hubiesen hecho internacional hace dos años, no habría querido; me faltaban cosas, se necesitan muchas herramientas para hacerlo bien. Ahora es distinto. Y trato de hacer lo mejor cada año; si llega, llega. Para ingresar al arbitraje nacional hay tiempo hasta los 40 años; a nivel internacional hasta los 30 años más o menos te califican. Después no, porque no tenés tiempo para hacer carrera. Primero te dan la posibilidad de ser árbitro de Confederación y vas a los torneos donde va tu seleccionado nacional, luego a nivel Panamericano y finalmente FHI con varios niveles. Me gustaría, aspiro a eso. Hay muchos más torneos, pero también hay muchos más árbitros. Tuve muchas experiencias y no me gusta quitarle el lugar o la posibilidad a mis compañeras que comenzaron después de mi y que además son amigas”.
PERSONAL
– Familia: “Mi madre Estela; su esposo Luis; mis hermanas: Nuit de 18 años, y Menfis de 16, y mi sobrinita Eugenia, que es el amor de mi vida. Ninguna juega hockey. Y mi padre Juano, que vive en Córdoba”.
– Comida preferida: “Papas en todas sus modalidades, podría vivir a papas fritas”.
– Estilo de ropa: “Deportiva, pero también me gusta cambiar y vestirme bien”.
– Color: “Azul”.
– Hobbies: “Música, leer, juntarme con mis amigas, andar en rollers; también me gustó el snowboard”.
– Paisaje: “La montaña”.
– Lugar en el mundo: “No tengo lugar fijo, soy de muchos lados”.
UNA FRASE
“Con constancia, siempre tratando de mejorar, uno puede llegar. No aspirar a cosas que dependen de los demás, sino mejorar por uno mismo”.
así soy yo