Fuente: Club Everton
En Octubre de 2014 algunos locos y locas de la subcomisión de hockey dicen “tenemos que tener una cancha de sintético…”
¿Cómo hacemos? Se preguntaron un par de ellos. Hay que tirar la idea al mundo, contarla, exteriorizarla.
Y hacia allá fuimos, con la fuerza de ese espíritu hacedor que corre por las venas decanas, con ese loco impulso que solo los que amamos al Club podemos entender. Nos pusimos un objetivo y le dimos para adelante, con mucho esfuerzo y sacrificio, de los padres, de las jugadoras, de los directivos. Empezamos la aventura en Noviembre de 2015.
Quince meses a mil, de acá para allá, conseguir los recursos monetarios, empezar la obra, que había que mover tierra, que comprar la tosca para la base, hacer el cordón perimetral. Faltaba la frutilla del postre, que se hacía esperar, que nos coqueteaba y no llegaba. Pero cuando das todo, le ponés el alma y el corazón, lo bueno llega. Y el 6 de febrero de 2017 la tan deseada ALFOMBRA VERDE llegó a nuestro predio. La felicidad de nuestra gente reflejada en sus caras no tiene precio, abrazando a los inmensos rollos mientras eran bajados del camión, saltando de alegría, algunas lágrimas, y la hermosa sensación de ver el fruto de tanto trabajo llegando a su etapa final, a horas de cumplir el sueño.
Viste cuando te dicen que se alinearon los astros, bueno eso nos pasó. Nuestros astros fueron decanos y decanas alineados detrás de un sueño, de un objetivo común, de esas ganas de ver crecer al Club día a día. De ese ORGULLO DE PERTENECER que nos hace tan grandes y nos motiva a dar un paso mas hacia adelante. Everton es ese amigo que te abraza para siempre y no te suelta nunca mas.
Y ese es el mejor legado que podemos dejarle a las futuras generaciones decanas.