El técnico del Jockey Club de Tucumán, Ariel Mairata, cuenta sus inicios y su presente en el hockey de la provincia.
(Fuente: Vo-Ve Noticias; Cronista: Alejandro Lobos; Fotos: Lucas Santeyana)
La vida de Ariel Mairata tuvo grandes y favorables cambios en el deporte de la bocha. El actual entrenador del Jockey Club de Tucumán logró el ascenso a la Liga Nacional “A”, con sus dirigidas y hoy vive días de gloria, sin olvidar el trabajo constante que lo llevó al éxito.
El comienzo de un estratega
Solamente bastaron trece años para que Ariel Mairata decida volcarse plenamente al hockey y dar sus primeros primeros bochazos. El antiguo Tancay Rugby Club de Tafí Viejo fue el detonante principal para que, el hoy entrenador, dedique una parte de su vida a esta pasión. “Era el club del pueblo y nos juntábamos a hacer deportes ahí”, recuerda el DT.
El Cabezón, como lo conocen sus amigos, asegura que siempre tuvo el espíritu de cooperar en esta disciplina. “Primero colaboré con la sexta división de San Martín y un biólogo, Luis Ducrey, jugaba en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires y comenzó a darme las primeras herramientas para entrenar a un equipo”, acota.
La Familia: pieza fundamental en este deporte
Entrenador, esposo de Paula y padre de José Manuel (cuatro años), Ariel sostiene que los suyos son de “hierro” a la hora de bancar la parada en el hockey: “Mi familia en este aspecto siempre está. El año pasado me acompañaron a Chile y, previo a eso, vivimos seis años en Salta”. Además, agrega que la familia se agranda, están esperando un varón que aún no tienen definido el nombre.
Su infancia y adolescencia: tiempos imborrables
Para el coach de las chicas del Jockey Club hay momentos que no se pueden borrar jamás. La niñez y la adolescencia son en su memoria grandes acontecimientos y los relata en primera persona: “Recuerdo que el patio de mi casa era la calle, vivíamos jugando afuera, era lindo. Tafí Viejo en ese tiempo no era una ciudad muy grande y todos hacíamos de todo. Siempre estaban las cargadas del varón que jugaba al hockey, pero después había que jugar y que bancarse la pelotita”, dispara Mairata.
La adolescencia del técnico también tuvo sus momentos de llevar desde joven grandes responsabilidades, pero sin dejar de perderse nada de lo que se hacía en esa época. “Eran días moviditos”, cuenta Ariel que dividía su tiempo entre el colegio, los entrenamientos y las fiestas.
Dos momentos en su vida: buenos y malos
No caben dudas de que las etapas dejan marcas para siempre. Ariel, a sus 42 años y con una trayectoria importante, considera: “El equipo que construimos en Salta fue uno de los que marcó un momento en la región. Era un plantel que hizo historia y todos lo querían ver jugar (Popeye)”.
“Con ese equipo ganamos nueve años seguidos el torneo local y dos ligas nacionales”, esa fue una linda experiencia al igual que dirigir a una Selección Nacional”, cuentaMatute, quien considera que uno de los momentos malos de su carrera fue volverse de Chile cuando dirigió al seleccionado.
La oportunidad de comandar una Selección
Para muchos entrenadores del hockey argentino, conducir a un seleccionado es como “tocar el cielo con las manos”. Ariel tuvo la oportunidad de hacerlo con la “Diablitas” en Chile. “Me tocó trabajar en varias partes y hay lugares donde es poco el mercado para poder elegir. Hay jugadores que cuando llegan al seleccionado tienen una historia encima y eso hace que uno trabaje de otra manera”.
Además, el oriundo de Tafí revela que es complicado lograr que una Selección juegue a lo que el DT piensa. Existen maneras de lograr acuerdos siempre y de transformar algunas cosas, como el análisis del modo de jugar, cuáles son los potenciales, y eso te lleva más tiempo. “El éxito pasa por el diagnóstico que uno puede hacer en tan poco tiempo”, asegura.
El título: un premio al arduo trabajo
Salir campeones en el hockey femenino no es cosa de todos los días. Ariel Mairata pudo lograrlo dirigiendo al Jockey Club de Tucumán, donde por estos tiempos se sigue festejando el ascenso a la Liga Nacional “A”. “Es un momento muy lindo. Tenía algo pendiente con el Jockey, donde ya estuve (2014/2015) y no dudé en venir a este club”, afirma con plena seguridad.
Entrega, garra, corazón y mucho trabajo, fueron algunas de las características del equipo campeón. “Teníamos en claro el objetivo y sabíamos que había que modificar algunas cosas en cuanto a la concesión del juego para levantar el trofeo”, destaca el entrenador.
El día a día y los anhelos para el futuro
Detrás de un gran equipo, hay un gran entrenador. Ariel es uno de los que convive con el esfuerzo diario para lograr cosas importantes. La vida diaria del técnico es movida pero se da tiempo para todo.
“A la mañana me reparto entre mi familia y las cosas de Tafí del Valle que estamos trabajando. Por la tarde, llego al club y me quedo hasta la noche. Además, me doy un tiempo para mi hijo, cuando él llega del colegio”.
Por último y previo a despedirse, Mairata tiene bien en claro que su único anhelo es mejorar a diario. “Tener ocupada la cabeza es fundamental y ojalá continúe haciendo esto que tanto me gusta de dirigir hockey”, cierra el coach, haciendo una pausa por un momento y dejando en claro que hay DT para rato.