Fuente: PrensaCAH
El volante de los Leones disputó su último partido con la camiseta argentina en la final de la etapa semifinal de la Liga Mundial en Londres y anunció su retiro a los 34 años. “Mi meta era llegar a compartir un Juego Olímpico con mi hermano Matías y lo cumplí, encima con creces”, aseguró.
Tras 15 años vistiendo la camiseta argentina, con un total de 225 partidos internacionales disputados, Lucas Rey le dijo adiós a los Leones. Fue luego del último encuentro de la Liga Mundial de Londres en el que Argentina cayó por 6 a 1 ante Holanda. Pero el mal trago por el resultado tuvo su lado positivo, ya que en el certamen el conjunto dirigido por Carlos Retegui consiguió el objetivo más importante de la temporada: la clasificación a la Copa del Mundo 2018.
Sobre cómo meditó su retiro, Rey contó: “Lo venía procesando hace un tiempito. Mi meta era llegar a compartir un Juego Olímpico con mi hermano (Matías) y lo cumplí, encima con creces. Obviamente que cuando los resultados son positivos, y más con lo que se consiguió en este último tiempo, uno está tentado a seguir, pero creo que ya me estaba poniendo grande. Hay muy buenos jugadores jóvenes que necesitan tener su espacio para ganar experiencia y llegar al Mundial”. Además, destacó: “Quería terminar de la mejor manera mi carrera con el seleccionado y eso involucraba el objetivo común que era el de clasificar a la Copa del Mundo. El equipo sufrió varios inconvenientes en la previa, pero más allá de eso, se repuso y estuvo a la altura del torneo y consiguiendo sobradamente la clasificación”.
Surgido en el club San Fernando, Lucas Rey comenzó a entrenar con el seleccionado mayor en el 2000, bajo la conducción técnica de Jorge Ruiz. Con 17 años, compartió cancha con los mejores del país, quedando a un paso de disputar sus primeros Juegos Olímpicos. “Todavía no entendía para qué estaba entrenando. En ese momento el Chapa, que era mi entrenador en quinta división, me pasaba a buscar para ir a entrenar. Con los años uno va dimensionando todo, desde los comienzos con “Manolo” (Ruiz), que fue quien me abrió las puertas, y después la consecuencia de todos los entrenadores que tuve y que fueron de gran aporte a mi carrera como jugador y como persona”, recuerda.
De aquellos primeros pasos a esta parte, atravesó el proceso de madurez del equipo. Una medalla de bronce en el Trofeo de Campeones 2008, un bronce en la Copa del Mundo 2014 y un primer puesto en los Juegos Panamericanos 2015, fueron algunos de los logros más importantes que anunciaban el porvenir de un seleccionado que vio su esplendor en Río de Janeiro 2016, con la primera medalla olímpica dorada para la disciplina.
Sobre sus vivencias, reflexionó: “Mirando hacia atrás el balance es extremadamente positivo. De a poco los jugadores fuimos madurando y se empezó notar un cambio en la profesionalidad y la mentalidad del equipo para llevar adelante los entrenamientos. Por suerte el sacrificio del día a día se pudo trasladar a los resultados. Además, se dio una buena combinación de dos camadas juniors: la subcampeona del mundo en 2001 (Hobart, Australia) y la campeona del mundo en 2005 (Rotterdam, Holanda). A ellos se sumaron otras individualidades, pudiendo así conseguir un resultado positivo”.
Capitán durante el 2013 con el nacimiento de los Leones y en La Haya 2014, consiguiendo la primera medalla mundial, Lucas Rey se convirtió en un referente del equipo: “Primero me tocó arrancar y formarme en el seleccionado, viendo y copiando a los más grandes, y dando siempre lo mejor. Después me tocó ser más protagonista y tirar del carro para adelante como capitán. Luego de mi lesión en la espalda y mi vuelta al equipo, me tocó asumir quizás un rol secundario y aportar siempre con la cabeza en frío, desde la experiencia y con cada minuto que me tocó jugar”.
Participó de dos mundiales (2010 y 2014) y tres Juegos Olímpicos (2004, 2012 y 2016). Se consagró campeón sudamericano y consiguió una medalla de oro y una de plata en Juegos Panamericanos. El tercer lugar en el Trofeo de Campeones en Rotterdam 2008, un bronce en la La Haya 2014 y el preciado oro olímpico en Río de Janeiro 2016, son sólo una parte del legado que dejó el volante argentino tras su paso por la Selección.
Para él ahora empieza un nuevo camino: “Son muchos años. Mi vida siempre giró en torno al hockey. Ahora es momento de un cambio, de adaptarse y empezar a buscar otras prioridades. Me gustaría seguir con el seleccionado desde otro lugar, pero eso se irá viendo con el tiempo”, se sinceró.
Por último, reconoció: “Hay muy buenos jugadores, chicos como Maico Casella, Agus Bugallo y Santi Tarazona que tienen muy buen nivel. Hay futuro y creo que el equipo va a llegar muy bien al próximo Mundial, con una mezcla de experiencia y juventud. Le tengo mucha fe al equipo y al Chapa (Retegui) quien sé que los va a entrenar para que lleguen de la mejor manera”.