(Por Hugo Tajes)
Aquí estamos, finalizando el mundial con el profesionalismo de siempre. Firmes en nuestro puesto, este heroico cronista hogareño ha sorteado todas las dificultades, desde el horario cambiante, las mañanas de frio, La falta de vituallas para sobrellevar las extensas jornadas, la insensibilidad del jefe. Ante estas situaciones opté por trabajar bajo protesta, escribir lo menos posible.
Pero los dioses del hockey aparentar estar en mi contra. Argentina ganó con dos goles de la misma persona y obtuvo el tercer puesto. Calcado en damas y caballeros. Me arruinaron la protesta porque no se puede escribir menos que eso.
Esta vez las Leonas obtuvieron el merecido podio, con una actuación en conjunto más que destacada y con Luciana Aymar , goleadora por dos. Las chicas dieron cuenta de Estados Unidos por dos a uno, y los muchachos, también lograron su podio en gran actuación con goles de Matías Paredes, para vencer a Inglaterra.
El resultado global es mucho más que exitoso, dos terceros puestos, en ambos casos con sólo Holanda y Australia sobre ellos. En el análisis fino, se puede decir que generó un poco más lo de los chicos por la trepada en el escalafón mundial respecto a otros años, pero en ambos casos el paralelo con la generación dorada del básquet nacional puede servir de ejemplo. Los varones están en la misma situación que tenían los de Manu Ginóbili al irrumpir en la élite deportiva con aquel subcampeonato mundial y las chicas están en un momento como el de esa misma selección con el correr de los años. Nunca bajaron de los primeros puestos, se mantuvieron.
Argentina es desde hace muchos años potencia en el hockey femenino y puede comenzar a serlo en caballeros, ojalá que así sea.
Bien, luego de tantas crónicas, se despide este sufrido escriba. Pero antes de retirame compartiré un secreto de estado con ustedes. Nunca sufrí el frío de estas mañanitas de hockey; a pesar de mis quejas; el loco del portero mantenía la losa radiante como a 100 grados, así que todos estos escritos fueron realizados en remerita y pantalón corto. Quizás esa ha sido la verdadera cábala.