El DT Vigil exigió un estadio de hockey césped para seguir con las Diablas. El plazo era de un año; han pasado seis meses y aún no hay un proyecto claro.
(Fuente: La Tercera; Cronista: Ignacio Leal)
Sergio Vigil dice sentir una alegría inmensa. Desde que llegó en enero pasado a la selección chilena de hockey césped femenino, ha pasado días irrepetibles; pero también está preocupado. Se enfrenta a una paradoja, a la del que quiere pero no debe. Hoy está con un pie dentro y otro fuera del camarín, porque lo dijo cuando llegó: “Si la cancha de la Federación no está dentro de un año, no podré seguir”. Han pasado seis meses y no hay nada.
El argentino da vueltas en la cancha del Club Manquehue, en Vitacura, donde entrena cada semana por medio junto a las Diablas (la otra semana la pasa en Buenos Aires, con su familia). Se da el tiempo de conversar con cada una de sus seleccionadas al finalizar la jornada; también es sicólogo y eso pesa mucho en la relación con sus dirigidas, reconocen ellas mismas. Más tarde, Vigil dirá que agradece al club germano, pero que lamentablemente éste no es el hogar de la Selección. Y tiene razón.
El problema del estadio propio para la Federación Chilena es antiguo, de hecho, nunca ha contado un recinto propio para desarrollar el hockey. Por eso es que Cachito presiona, porque sabe que sin un hogar no hay nada. “Lo digo con mucho dolor; pero si la cancha no está lista, no seguiré”, asegura.
Sergio fue el responsable de posicionar a Argentina dentro de las potencias mundiales de este deporte, consiguiendo ser campeón mundial en 2002, plata olímpica en Sidney 2000 y bronce en Atenas 2004. Por ello, pide lo que cree necesario para desarrollar su proyecto en Chile: un recinto propio.
“Es una condición sine qua non. Que el seleccionado chileno tenga una cancha que esté a disposición para que entrenen todo el día es fundamental”, declaró en su llegada a Chile. Y también explicó los motivos: “Hoy los jugadores trabajan y estudian. Y para que el hockey crezca, debe tener una cancha, y la Selección no puede tener los horarios que ofrecen gentilmente los clubes. Sin una cancha, el hockey no puede dar ese gran salto”.
Cachito es cuidadoso y lento al hablar. Piensa y repiensa la ilación de sus oraciones. Por algo le apodan el Bielsa del Hockey. Pero está convencido y no evita caer en falsas expectativas, porque en Chile se encontró con materia prima para generar una revolución, que desembocaría en la clasificación olímpica a Japón 2020. “El hockey chileno tiene esa posibilidad, pero si no está la cancha propia de las Diablitas no seguiré. No tendría sentido, le estaría fallando a todo ese esfuerzo”, matiza.
Y las Diablas se preocupan. Reconocen que Cachito no es sólo oratoria y sienten que desde su llegada el nivel de la selección creció muchísimo. Dice Constanza Palma, que militaba en el KHC Dragons, donde fichó para jugar profesionalmente durante medio año, que su vuelta a Chile se motivó, en parte, por querer formar parte constante en el proceso actual. “Cuando volví vi que el cambio había sido muy grande, el nivel ha subido mucho”, reconoce. La capitana, Camila Caram, tiene la misma apreciación: “Su proceso es muy distinto. Si hay errores se corrigen en el instante”.
Sebastián Wenz, actual presidente de la Federación, dice que ya hay un proyecto, pero que “no es llegar y realizarlo”. Lo que piden es que sea de una hectárea, y que cuente con buena conexión. “Costará un millón de dólares”, por lo que buscan financiamiento con el COCh, el IND y en algunos de municipios. “No hay plazos”, agrega.
Desde el COCh, el propio Neven Ilic es quien revela que “No hay nada, ningún proyecto para el hockey y éste en particular necesita de mucho”. Quedan sólo seis meses. Cachito ya prepara las maletas.
