Co-Producción: Diario Ole y Hockey Argentino Plus
El Chapa Retegui contó que por momentos analiza si debe continuar como entrenador de Los Leones. Pero hay una meta en su horizonte: “La motivación más grande es ser campeón del mundo, porque no lo fuimos, es lo único que hoy está en mi cabeza”.
La frase es fuerte y recorrerá el mundo del hockey. Que el entrenador de Los Leones, campeones olímpicos, selección
número uno del mundo, diga que analiza dejar el cargo, no es para menos. Pero el Chapa Retegui cuenta los motivos que lo llevan a pensar en eso. “Era muy injusto que el único país que hizo podio en el Mundial de La Haya y en el Juego Olímpico no fuera el número uno del ranking, y siendo campeón de América. Es una alegría que nos va a durar para siempre, un premio al compromiso, a la disciplina y a la entrega de todos. Yo como alguien que se puso la camiseta argentina, ver al Seleccionado masculino ahí era una utopía. Ver al equipo ahí arriba me hace replantear muchas cosas. Replantear si nosotros tenemos que seguir, porque llegamos a lo máximo. Estoy tratando de encontrar la motivación para tratar de seguir como conductor del equipo. La motivación más grande es ser campeón del mundo, porque no lo fuimos, es lo único que hoy está en mi cabeza. Si no nos metemos en la cabeza que podemos ser los mejores del mundo, tengo que saludar a los chicos y quedarme en mi casa”, soltó. Claro, estar arriba lo obliga a ir por más. Y más es ser el rey del Mundial.
“Iba manejando y me llega el mail de FIH, donde Argentina es número uno del ranking, me dicen ‘se hizo justicia’, y me puse a llorar porque es una satisfacción tan grande para el que jugó con la camiseta argentina y sabe lo que siempre soñamos, nos imaginamos, ser el número uno del mundo es muy importante porque es un premio al trabajo, a la consecuencia del trabajo de cuatro años, porque el ranking se confecciona con los últimos cuatro años de competencia”, agregó Retegui, contando cómo se enteró la actualización del escalafón de la Federación Internacional de Hockey, en una entrevista a Olé, junto a Hockey Argentino Plus.
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* ¿Cómo cambió a Los Leones? “Siempre creí en los jugadores. Lo transformamos en cuatro años. Argentina venía de ser diez en Londres, había muchos escalones de diferencia con los equipos de elite. El otro día miraba el partido con Alemania (NdeR: semí de los JJ.OO.) y estábamos 5-0 arriba a falta de diez minutos para que termine el partido. Es un premio muy grande para los jugadores, principalmente, pero también para cuerpo técnico, la dirigencia, la gente, la familia del hockey. Yo soy feliz de que las Leonas estén arriba, fueron campeonas del Champions Trophy el año pasado. Y los varones olímpicos. Me tocó estar en los dos lados y a veces me pregunto ¿por qué Dios tanto? Con las chicas, en el 2011, nos pusieron número uno del ranking. Ahora tengo que buscar nuevas motivaciones, y si bien llevar la camiseta argentina es la motivación máxima, hoy la cabeza es pensar en ser campeón del mundo”.
* ¿Cómo es entrenar un equipo con jugadores que se desempeñan afuera? “Yo estoy tranquilo, porque en estos cuatro años hubo una historia de entrenamiento muy grande, de grado de exigencia máximo, de desgaste mental extremo. Sino no seríamos campeones olímpicos. Ahora estando en Mar del Plata me pasó algo: habíamos hecho un muy buen entrenamiento a la mañana de 8.30 a 11.15, dos horas y 45 minutos fuertísimo, el GPS marcaba 14 kilómetros, volvimos al hotel, comimos, siesta, entrenamos una hora y 45 más, fue buenísimo el entrenamiento. Promedio de 23 kilómetros. Volvía al hotel, me siento a tomar una café, me pongo a pensar y digo, ‘que locura lo que hicimos con el Juego Olímpico’. Estaba súper contento y satisfecho con el entrenamiento de ese día, y decía en qué cabeza entra… Al rato, después de la cena, sobre mesa, les dije ‘muchachos perdónenme’, porque estaba loco en ese momento, era entrenar, entrenar, dormir, comer, entrenar, entrenar, no había otra cosa. El cuerpo técnico me decía ‘che gordo pará’. Y los chicos me dijeron ‘no, no, gracias, nosotros no queríamos claudicar ante esa exigencia’. También tengo claro que no podemos volver a hacer una preparación como la que hicimos para Río, sería una locura y no serviría. Sería contraproducente para el equipo. Ahora con 14 días en Europa y siguiendo acá, podemos hacer una preparación de calidad, la posibilidad de entrenar también los objetivos de la preparación. Lo difícil no es llegar y mantenerse como se dice, sino superarse, mejorar ahí arriba. Ahora nos vamos a enfocar en lo individual, en lo nito, la alimentación, el descanso, coordinación, pases, concentración para de nir o defender. Si vamos mejorar todos lo individual, vamos a mejorar el conjunto, el colectivo. Por eso yo pienso en salir campeón del mundo. No es sacar los pies del suelo, es hacerse cargo del lugar donde estamos, campeones olímpicos, bronce mundialista, campeón panamericano, número uno del ranking… ¿Qué voy a decir, que voy a salir entre los ocho primeros? No, y no salir campeón del mundo no es fracaso, fracaso es no entrenar como lo hicimos para Río”.
* ¿Cómo ve la veta dirigencial en Argentina? “Creo que es un momento importante para el hockey argentino para mostrar una armonía muy grande. En cada torneo importante que me tocaba, pregonaba por la unión del hockey argentino y lo sigo pensando, por encima de la camiseta que tanto queremos todos. Que el hockey argentino sea de todos. El hockey ha crecido tanto en jugadores y se ha popularizado tanto, pero en entrenadores, árbitros y dirigencia no ha crecido al nivel de la cantidad de jugadores que tenemos, lo digo en número. Ponés una escuelita de hockey y hay 200 chicas. Necesitás diez entrenadores, cuatro preparadores físico, tres o cuatro dirigentes más, otros tantos árbitros. El hockey es un deporte con salida laboral, va creciendo a pasos enormes, hay que especializarse. Es un momento de unidad, tranquilidad y paz. Leones campeones olímpicos, nada puede opacar eso. Las chicas del Champions. Es importante que haya unidad, es un momento especial, delicado, yo voy a defender ese sentimiento”. ¿Cambió algo en su personalidad? “Sigo siendo el mismo, sé que soy imperfecto, tengo errores, sé que cuando me equivoco y tengo que pedir disculpas, las pido, trato de hacer lo mejor siempre donde estoy. También tengo en claro que en el hockey argentino no le bajo la mirada a nadie, y hay unos cuantos que me la bajaron. ¿Por qué Dios tanto? Es mucho. Tiene que ver con eso, no bajar los brazos. Dar lo mejor cuando era jugador, como ahora entrenador, priorizando a los jugadores y dando lo mejor para que al jugador no le falte nada. Sí soy exigente, insoportable, pero es la única manera que entiendo para llegar arriba, haciendo las cosas por el camino correcto. Yo respeto todos los entrenadores y agradezco los que sumaron su granito de arena para que Leones y Leonas hayan llegado donde están, y nosotros podamos hacer el trabajo normal. Sigo siendo el mismo, un atorrante”.
* ¿Cómo le gustaría que lo recuerden? “Como me van a recordar, como un tipo que dio todo por la camiseta argentina. Como dije, yo estoy tranquilo de haber dado lo mejor de mí, siendo una persona imperfecta, siempre de corazón, con pasión, tratando de mejorar, evolucionar como hombre y como entrenador. Yo tengo claro que los jugadores, cuando yo soy entrenador de ellos, no me van valorar, porque soy el profesor del colegio que les exige, pero 20 años después, seguramente que sí. Hoy me pasa con Las Leonas, no tengo nada que ver con ellas hace años, y el otro día me di abrazos con varias, me felicitaron por ser número uno del ranking, ese es el valor, el recuerdo. Yo quiero sacar lo mejor de cada uno y para sacar lo mejor, uno tiene que exigir. Y en esta sociedad, con smartphone, PlayStation, se pierde el contacto de piel. Pero cuando a uno pasa algún mal momento, a mí me llega el mensaje. Es muy fuerte lo que digo, pero cuando alguien esta pasando un mal momento, el mensaje a mi teléfono llega. La búsqueda de una palmada, una palabra llega. Ese es el tema, me importa tres pitos el Olimpia, el mejor técnico del mundo, si los que lo entregan no entienden nada. El mejor premio es un abrazo de un jugador y que te diga ‘lo hicimos’”.
* ¿Cómo fue la preparación para Río 2016? “Un mes antes del Juego Olímpico, tuvimos una reunión y les dije ‘miren que es el último mes, ahora los entrenamientos van a ser más duros, nada de bajar, el mes más intenso, no vamos a bajar la pata del acelerador’. Bajo las cargas pero subo la velocidad, el equipo era un Fórmula 1. Y el equipo lo fue. La verdad fue glorioso. Yo tengo palabra de agradecimiento para ellos. Sufrimos, lloramos, quedamos afuera de mundiales y Juegos Olímpicos. Lo que pasó es un premio para todos, para el Gordo Ciancia, que creo que nos empujó desde arriba, para Cacho, Alejandro Verga, Miguel Altube, Emanuel Roggero, el Tano Di Nardo, el Chiche Moresi, Marito Almada, para todos los que se pusieron la camiseta argentina, para los Lombi, un premio para todos, Ferrara, el Gallego Silva, el Gordo Pellegrino, todos tipos que pusieron el corazón. Y para los que no fueron parte también, pero que siempre soñaron con estar ahí o ver al equipo argentino ahí”.