El internacional en la selección española de hockey habló a pocos meses de los Juegos Olímpicos de Río.
(Fuente: El Español; Cronista: David Palomo; Fotos: Real Federación Española de Hockey)
Marc Sallés (Terrasa, 1987), jugador del Atletic Terrasa, compró su primer palo de hockey a los cinco años y no lo ha vuelto a guardar. Cuenta con más de 130 internacionalidades con la selección española y este verano estará en Río. Allí, obviamente, no podrá comer la paella de su madre, esa que le vuelve loco. Pero sí llegará con sus manías, como la de no pisar las líneas del campo durante el calentamiento, o con sus series, Juego de Tronos entre ellas. Su objetivo: meterse en semifinales y volver a casa con una medalla.
Para el que no lo conozca… ¿Quién es Marc Sallés?
Soy una persona normal a la que le gusta el hockey, pero también otras cosas. Estudié y terminé Administración y Dirección de Empresas, y también comencé la carrera de Ingeniero de Telecomunicaciones, pero finalmente este año he hecho un parón. Al final, por tiempo, tuve que elegir entre el hockey, el trabajo en una empresa de aplicaciones y estudiar. Y finalmente me quedé sólo con el curro y el deporte.
¿Cuántos años lleva con el palo de un lado para otro?
Pues empecé con cinco años o así y hasta ahora. Aquí en Terrasa eso es lo normal, es la tradición. Yo, particularmente, hubo un tiempo en el que jugué al tenis, pero era más aburrido. Mis amigos hacían hockey y entonces pues yo me apuntaba también. Pero, ya digo, es lo habitual. El Barça de fútbol queda demasiado lejos y el Atletic de hockey tan cerca…
¿Qué le decían cuando iba con el palo al colegio?
No podía porque era arma blanca [risas].
¿Es difícil ser jugador profesional de hockey?
Yo diría que somos semiprofesionales porque tenemos que estudiar y trabajar a la vez. Y siempre digo lo mismo. No he llegado aquí porque me hayan forzado o lo que sea. Simplemente jugaba, disfrutaba y poco a poco he ido llegando hasta aquí. Me ha ido bien. Es la recompensa a un gran esfuerzo.
¿Cuántos son de Terrasa en la selección?
Ahora somos una lista de 22-23 y acostumbramos a ser 11-12.
¿Qué os dan de comer para que seáis tantos?
Lo que pasa es que aquí tenemos como un microclima. Hay mucha gente que juega al hockey, hay mucha concurrencia. Si sólo tienes a 70 u 80 personas dedicándose a esto, es más complicado. Pero cuando somos tantos como aquí, pues es más fácil que salgan más jugadores.
¿Es Terrasa la Silicon Valley del hockey?
[Risas] Sí, sí, podría ser la Silicon Valley del hockey [risas].
Lleva mucho tiempo en la selección: llegó en 2007 y estuvo en el sexto puesto de Londres. ¿Cómo se encuentra el hockey de salud en España?
Cada vez mejor. Por ejemplo, de mi club, el año pasado, en la Copa del Rey, había mucha gente. Esta temporada en la Final Four ha sido brutal la afición que ha ido al estadio. Al final, todo esto depende de las personas. Si hay capital humano detrás es todo más fácil.
En el hockey hay pasado, presente… ¿Y qué se necesita para que tenga futuro?
Es muy importante que se enseñe en las escuelas. A mí lo que me gusta del hockey es que es un deporte que te permite crecer como deportista y tener otra vida paralela. No es como la gente que hace fútbol, que cuando lo deja se encuentra un gran vacío.
Trabaja, estudia y juega al hockey. ¿Es imposible vivir de su deporte?
Se puede vivir con unos mínimos. Pero al final es mejor prepararte para tener una salida profesional cuando termine.
¿Cómo vive alguien que juega al hockey y que es licenciado en Administración y Dirección de Empresas en un país en el que no hay Gobierno?
Realmente estoy un poco a lo mío. Ahora estoy preparando los Juegos Olímpicos y todo está presupuestado. Eso es lo que importa. Al final, siempre hay problemas, cuando hay Gobierno y cuando no lo hay. España va a seguir funcionando con o sin Gobierno.
Pregunta obligada para alguien que juega en la selección española y es catalán. ¿Cómo llevan el tema de la independencia ahí dentro?
Bien. Cuando estamos en la selección no hay ningún problema. Yo tengo compañeros que son del Madrid y yo, por ejemplo, soy del Barça, y te lo tomas a risa. Somos el equipo de toda España y hay un buen ambiente. Por eso no hay problema.
¿Sería partidario de poder elegir selección si en algún momento fuera posible?
Ahora mismo sólo pienso en la selección española y en los Juegos. No pienso en nada más.
Volviendo a los Juegos. ¿Cuál es el objetivo que se marcan?
Lo principal es entrar en semifinales, que es lo que te da la opción de ganar una medalla. Es verdad que este año ha cambiado el formato y habrá cuartos de final, así que intentaremos quedar lo mejor posible en la fase de grupos.
A menudo los medios les olvidan durante cuatro años y siempre vuelven a reclamar su atención antes de los Juegos. Quéjese…
Bueno, estamos acostumbrados. En los periódicos no es tanto así porque al final tienen muchas páginas y te pueden dar espacio, pero en la televisión es más complicado. Y es verdad que cada cuatro años es como… ‘¡Anda, el deporte olímpico del hockey!’. Pero estamos cuatro años compitiendo, no sólo en los Juegos. Pero es lo que hay y aprovechamos estos momentos en los que nos hacen un hueco.
Si uno es jugador de hockey… ¿Odia el fútbol?
No, para nada. A mí me encanta. Lo veo siempre que puedo. Al Barça, que es mi equipo, y al Madrid, a ver si pierde… [Risas]
¿Cuántas caipirinhas se bebe si ganan una medalla?
[Risas] Yo creo que me quedo en Río si ganamos una medalla. Es verdad que Brasil da para imaginarse muchas cosas, no es como Londres, que quizás era más aburrida. Pero sólo pensamos en el hockey, no vamos allí a hacernos fotos a Copacabana. En cuanto a las caipirinhas, no soy de beber mucho. Creo que si me bebo dos o tres ya estoy borracho [Risas].
Por último, ha sido internacional en 130 ocasiones. ¿Qué le ha enseñado el hockey?
Sobre todo mundo. He visitado muchos lugares: Argentina, Australia, Nueva Zelanda, Malasia… Eso te ayuda a conocer a muchas personas y las historias que hay detrás de ellas. Esos momentos no te los quita nadie. Aunque el hockey no sea un deporte como el fútbol, en esos momentos te das cuenta de que todo el esfuerzo merece la pena: no salir con los amigos para jugar… Todo eso, ya digo, merece mucho la pena.