El delantero español juega en la liga de Bélgica, una de las mejores del mundo, de la que ha sido nombrado mejor jugador.
(Fuente: El Mundo; Cronista: Javier Sánchez; Foto: Oscar Espinosa)
El pasado verano, España estaba, por primera vez desde Melbourne 1956, fuera de los Juegos Olímpicos. Repesca de la Liga Mundial, una plaza en juego, Corea del Sur por delante; a falta 35 segundos sólo un penalti-córner a favor permitió preservar la historia. “Ese día el lanzamiento entró, otros días no entran. Unos momentos antes, la verdad, pensé que no llegábamos”, admite el autor del milagro, Pau Quemada (Logroño, 1983), en su tierra de adopción, Terrassa, una ciudad para un deporte: con sólo 200.000 habitantes presume de un centenar de vecinos olímpicos, la mayoría en hockey hierba.
P- La primera selección sin clasificación olímpica en 60 años: menudo apellido evitaron.
R- Yo pensaba en los jóvenes, hubiera sido muy duro. Nunca creí que llegar a unos Juegos fuera tan complicado. Con el nuevo sistema de clasificación te lo puedes jugar todo en un partido: antes se metían los mejores, ahora seguro que hay sorpresas. En Río estarán, junto a Brasil, equipos como Canadá o Irlanda [debutante].
P- El hockey masculino es el deporte colectivo que más medallas ha dado a España: tres platas y un bronce. ¿Llegará en Río la quinta?
R- Para eso trabajamos, aunque será difícil. Las cosas no salieron como queríamos ni en la última Liga Mundial ni en el último Europeo [sextos], pero tenemos gente joven y tiempo para prepararnos: el margen de mejora es grande.
P- Entre los apellidos de esta selección no se puede leer ni un Amat ni un Freixa. Qué raro.
R- Pues sí, mucho, en esta generación no tocaba. Pero el hockey sigue siendo un deporte familiar, de Terrassa, del Egara, del Atlètic. Por un parte es positivo, porque en esta zona siempre habrá jugadores, y por otra parte no lo es, porque en España los practicantes se han estancado. Faltan recursos, falta publicidad… y mantener un campo de hockey es caro.
P- ¿El hockey es elitista?
R- En España quizá sí, porque mayoritariamente se juega en clubes sociales, con muchos servicios; te permiten, por ejemplo, practicar también tenis o hípica. Aquí la gente del hockey es, en general, de clase media-alta, pero en el extranjero es diferente. En mi club de Bélgica, el Leuven, por ejemplo, jugar cuesta sólo unos 30 euros al mes, pero, claro, tienes el campo, un vestuario, un bar y ya está.
P- A usted el stick le ayudó a integrarse cuando llegó de La Rioja.
R- Mi madre es de aquí y, aunque yo nací en Logroño, a los seis años ya vinimos y, para seguir los pasos de mi abuelo, ella decidió apuntarme al Egara. Gracias a Dios que lo hizo: me abrió la puerta a la ciudad e hice todos mis amigos de ahora. Algunos, como David Alegre, Quico Cortés o Jordi Carreras aún están en la selección.
P- Sin usted, hay 11 internacionales nacidos en Cataluña y sólo seis del resto de España. ¿Dónde quiere que le cuente?
R- Es un tema delicado, puede generar un lío. Cuéntame dónde quieras, tengo familia aquí y allá, no he perdido mis orígenes, soy de ambos sitios. Luego mis ideas políticas me las guardo: yo estoy en la selección para representar a un país.
P- No me dirá que no hay debate sobre el asunto en el vestuario.
R- Se habla, pero todas las opiniones se respetan, no hay tensión. Luego, cuando hay elecciones, cada uno vota lo que toca.
P- Debutó como internacional en 2003, pero se perdió Atenas 2004 y renunció a Pekín 2008, donde sus compañeros se colgaron la medalla de plata. ¿Se arrepiente de no haber ido a aquellos Juegos?
R- En aquella época no disfrutaba en la selección, hablé con el entrenador y llegué a un acuerdo; no hay que darle más vueltas. Entonces, también, acababa de irme a jugar a Bélgica y conciliar trabajo y deporte es complicado.
P- Para poder ir a los Juegos de Londres 2012, de hecho, tuvo que pedir una excedencia.
R- Quería prepararme bien, acudir a todas las concentraciones y no era posible hacerlo ni con un empleo a media jornada [en Splendia, una cadena de hoteles]. Ahora tengo la suerte de poder trabajar en mi club como responsable de las categorías inferiores y de contar con mucha ayuda por su parte
P- ¿Ni tan siquiera el mejor jugador de la liga belga, una de las dos mejores ligas del mundo, puede vivir del hockey?
R- Se puede si eres estudiante, pero si eres padre de familia… Este deporte te permite vivir grandísimas experiencias, pero, para poder pagar las facturas, necesitas trabajar sí o sí. En la selección se puede ver: casi todos tenemos carrera universitaria y, la mayoría, un empleo.
P- ¿Y, con tanto trajín, cómo lo hacen para entrenar juntos?
R- Es curioso: un día a la semana se reúnen aquí los jugadores de Terrassa o Barcelona; otro día nos reunimos en Leuven o alrededores los internacionales que vivimos en Bélgica u Holanda; y otro día se reúnen en Madrid los jugadores de clubes de allí. Entre Fred Soyez [el actual seleccionador] y Ramón Sala [su ayudante], que andan de aquí para allá, siempre alguien supervisa. Y luego, una vez al mes, más o menos, quedamos todos aquí.
P- Que cierre la pregunta de moda: ¿Le preocupa el zika?
R- No mucho. Hace unos días estuve leyendo sobre el virus, que afecta sobre todo a embarazadas, y me quedé tranquilo. Al fin y al cabo, si me preocupara tampoco podría hacer nada, no está en mis manos. Yo debo ir a Río, jugar y ya está.
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¿Con qué famoso se haría un ‘selfie’? Con Rafael Nadal. Es un ejemplo de exigencia, de constancia, de superación. Si no tuviera que ser un famoso, con mi hija, sin ninguna duda.
¿Qué emoticonos suele utilizar? Sé que ahora hay un stick de hockey, pero, la verdad, no lo utilizo mucho. Soy bastante clásico.