Emigrada a Holanda, donde juega en la élite con un contrato de por medio, vivirá en Río su tercera experiencia olímpica con “ganas renovadas” tras la ausencia del equipo en Londres. Ahora, con los métodos de Adrian Lock asentados, no descartan dar la campanada: “La presión será para el resto”.
(Fuente: Público; Cronista: Jorge Yusta; Foto: Almudena Tomás)
El entrenamiento acaba de finalizar en el campo de hockey del Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Las jugadoras van recogiendo los sticks, las pelotas, las porterías y abandonan las instalaciones mientras Rocío Ybarra nos localiza y se pone a nuestra disposición. “¿Qué tengo que hacer?”, se ofrece. El cielo amenaza lluvia y al otro lado de la valla, el Palacio de La Moncloa vigila.
Esta berangotarra de aspecto nórdico mira con unos ojos azules que transmiten pasión por su deporte. Ataviada con una cinta de goma al pelo y el chándal oficial de la selección, gambetea con la pelota y su stick, ese trozo de madera inseparable de su vida desde antes de que naciera. Lucía lleva el hockey en los genes, el espejo lo tiene en su propia familia. Hasta tal punto que ahora, 50 años después de que su tío abuelo acabara cuarto en los Juegos de Tokio’64, ella y su gemela Lucía doblan la apuesta. “Tener a mi hermana aquí, en la selección, es cumplir un sueño”, reconoce.
Afincada en Holanda desde hace seis años, donde el hockey es casi una religión, Rocío vibra cada vez que se une a las Redsticks, que volverán a disputar unos Juegos tras la ausencia en Londres. Para ella será la tercera experiencia olímpica. Ya estuvo en Atenas y Pekín. Ahora, acudirá a Río convertida en la capitana de un equipo que no tiene nada que perder: “Podemos dar una sorpresa”, advierte. Y es que, tras un periodo de transición, la selección ha cogido nuevos bríos con la llegada del revolucionario Adrian Lock.
El primer paso está conseguido, que es acudir a los Juegos. A partir de ahí, ellas prometen dar la batalla: “Nos partimos el lomo en cada entrenamiento”. Y ya conocen a sus rivales en la primera fase del torneo olímpico. Serán la anfitriona Brasil en el primer partido. Después jugarán con Australia (7 de agosto), Nueva Zelanda (día 9), Bélgica (día 11) y Gran Bretaña (día 12).
Pregunta. Todavía quedan algunos meses para los Juegos de Río pero ¿ya estás pensando en la cita?
Respuesta. Sí, si. Desde que nos clasificamos, incluso antes cuando disputamos el preolímpico en el verano pasado en Valencia, tenemos la cabeza puesta en Río. Y ahora en lo que único que estamos pensando y lo que tiene todo el mundo en mente es estar ya en esos Juegos.
Tras la decepción de la ausencia de las RedSticks en Londres, ¿cómo vivisteis el momento que supisteis que el COI os invitaba a Río?
Es una historia un poco larga. Nosotros nos jugamos la clasificación para Río en el preolímpico de Valencia, quedamos sextas y había seis plazas en juego. Quedamos por delante de Sudáfrica en un partido muy importante, que ganamos con superioridad y en ese momento fue cuando conseguimos el pase. También es verdad que la Federación Internacional daba una plaza olímpica a cada campeona continental y Sudáfrica tenía plaza por esa condición. Pero al final, por conflictos entre el Comité Olímpico Internacional y el sudafricano nos dieron la plaza a nosotras.
Va a ser tu tercera cita olímpica, ¿cómo lo afrontas?
Cada olimpiada es diferente y cada vez lo afrontas con una ilusión diferente. Tienes cuatro años por delante para pensar en las siguientes olimpiadas. Tuvimos mucha suerte a la hora de clasificarnos pero es verdad que en Londres 2012 no pudimos estar y por eso hemos tenido ocho años para prepararnos. Por eso, he tenido tiempo para renovar ilusiones desde mis primeros Juegos en Atenas, donde acudió cuando todavía era muy joven con 19 años, ya en los segundos en Pekín tomé un poco más de forma como jugadora, en Londres fue un duro golpe y ahora tener que retomar la ilusión para intentar clasificarme para Río y conseguirlo hace que me vuelva a sentir como una juvenil y con las ganas renovadas completamente.
Estáis clasificados para los Juegos tanto la selección masculina como vosotras. Viendo lo caro que está sacar el billete para Río (no va el equipo de sincro ni los chicos del balonmano, ni ninguno del fútbol), es todo un lujo para un deporte como el hockey y también un síntoma de lo que bien que se están haciendo las cosas
Desde luego que sí. En hockey, las fichas en España no son tan numerosas como en otros deportes pero la capacidad de entrenamiento y sacrificio que tenemos tanto la selección masculina como la femenina y ver que eso se traduce en poder ir a unas olimpiadas es muy gratificante y es un motivo más para seguir trabajando cada día más.
Viendo el cartel de selecciones que participarán en Río (Alemania, Argentina, Holanda, China, Australia, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Estados Unidos, India, Japón y España), España será en Río la selección con peor ránking de todas. ¿Eso os quita toda la presión?
Partimos de una situación, entre comillas, sencilla viendo que somos la selección con el peor ránking de las que están clasificadas. La presión va a ser para ellas. Nosotras no tenemos que dar justificación de nada. Competir a un partido es muy complicado para cualquier selección y nosotras podemos dar la sorpresa. Creo que tenemos cualidades de sobra para competir contra cualquier equipo y más contra aquellos contra los que hace años que no nos enfrentamos y que podemos dar una sorpresa. Yo confío en este equipo, la verdad.
¿En qué momento está ahora mismo la selección?
Ahora mismo estamos en un momento muy bonito. Llevamos muchos años sin poder participar en competiciones de alto nivel y ahora mismo estamos viendo los frutos, vemos que estamos llegando, que vamos a volver a estar en unos Juegos y que el trabajo que estamos realizando tiene recompensa. Ahora se nos puede exigir de todo y el equipo está dando la respuesta necesaria. El seleccionador nos exige cada vez más y nosotras estamos partiéndonos el lomo en cada entrenamiento.
¿Qué compromisos tenéis desde ahora hasta los Juegos?
Sobre todo haremos concentraciones en Madrid, Barcelona, Alicante… Partidos amistosos, el torneo Cuatro Naciones que haremos en el verano para intentar medirnos con los equipos que luego nos vamos a encontrar en los Juegos. El objetivo es mejorar los registros del verano pasado y, para ello, seguir sumando en el día a día y mejorar tanto física como tácticamente.
¿Te imaginas ya desfilando en la ceremonia inaugural en el estadio olímpico de Río?
(Risas) Pues la verdad es que todavía no me he puesto a pensar en ello. Tengo muy reciente todavía, aunque haya pasado mucho tiempo, las inauguraciones de Atenas y Pekín y tengo un recuerdo precioso de las mismas. Y de Río prefiero no esperarme nada y prefiero que me sorprenda.
Junto a la portera María López de Eguilaz, eres la más veterana del equipo y la que más partidos internacionales has disputado (216). ¿Eso es un plus de responsabilidad ante el resto de compañeras?
Es una responsabilidad que me hacen muy cómoda mis compañeras. Esa veteranía me ayuda a tomar pequeñas decisiones dentro del campo y ayudar a mis compañeras pero no me siento diferente al resto. Tenemos un grupo muy cómodo donde no se nota tanto la diferencia de edad y en ese sentido estamos todas muy compenetradas.
Además, eres la capitana y lo que eso supone de ejemplo tanto dentro como fuera del campo. ¿Cómo lo estás asumiendo?
Ser capitana me da una responsabilidad mayor. Tengo que intentar hacer las cosas de la mejor manera para que el resto siga también esa dinámica. Llevo muchos años aquí y tengo que ayudar al resto de compañeras a que entiendan cómo es el funcionamiento del equipo, tanto en rutinas como el despertarse, el desayuno o la forma de cuidarse… Pero lo llevar el brazalete creo que es un reconocimiento a todos mis años y que también el entrenador ha confiado en lo que puedo aportar al equipo tanto dentro como fuera del campo. Pero me siento muy cómoda, tengo una segunda capitana que me ayuda un montón y hay otras chicas que han ido asumiendo responsabilidades por línea y hacen una función muy importante y me hacen a mí la tarea fácil.
¿Cómo ha cambiado la dinámica de la selección con la llegada de Adrian Lock?
La llegada de Adrian Lock nos ha dado la vuelta por completo a la idea que teníamos hasta ahora nosotras de todo lo que es el hockey a nivel internacional. Teníamos una dinámica donde entrenar se regía solo a los momentos que estábamos juntas y Adrian nos ha venido a decir que eso no es suficiente y que teníamos que hacer un trabajo individual durante todo el año. Es verdad que también nos ha introducido varias tácticas por las nuevas tendencias que hay en el hockey, pero Adrian, sobre todo, nos ha cambiado la mentalidad y la forma de trabajar. Su filosofía de juego es que ‘el que trabaja más, es el que tiene más recompensas’ y eso nos lo ha inculcado a todas.
En febrero te rompieron el gemelo de un bolazo y estuviste mes y medio de baja, ¿cómo estás ahora?
Tuve muy mala suerte. Me dieron un bolazo, yo pensé que no había sido para tanto, intenté entrar en el campo de seguido y al cabo de una semana me seguía doliendo y cuando fui al médico me dijo que tenía una rotura de centímetro y medio en el gemelo. Así que para mí ha sido un poco duro porque ha ido un poco lenta la recuperación, que ha sido en Holanda, pero ya estoy de vuelta y recuperada al 100% y solo necesito recuperar un poco de nivel físicamente.
Tu compites en Holanda desde hace unos años, ¿cómo es la vida allí?
A mí me gusta ponerme retos y cambiar de ligas. Primero estuve un año en Alemania, aprendí muchísimo y di el paso a Holanda para competir en la mejor liga del mundo y ya llevo seis años. Al final mi día a día se resume a entrenar por las mañanas lo que me exige la selección y por las tardes entrenar con mi club. El hockey es un trabajo muy profesional en Holanda y está muy bien visto. Allí el hockey está masificado y es una gozada ver cómo valoran lo que haces.
¿Se puede vivir del hockey en Holanda?
Tengo la suerte de que sí y sé que muchos profesionales de este deporte no pueden decir lo mismo. También tengo un curriculum que me ayuda a que pueda vivir de esto. Además, en Holanda los clubes te proporcionan un sueldo, una vivienda y demás cosas que pactes en un contrato y es un país el que sí puedes vivir de jugar al hockey.
Escuchando lo que dices, muchos otros deportistas pensarían que eres una privilegiada
Yo misma me siento una privilegiada. He tenido la suerte de saber moverme en un círculo que me ha salido muy bien. Me considero muy afortunada y por eso estiro todo lo que puedo mi carrera.
¿Y cómo es la situación del hockey en España?
Me encantaría puede ayudar para que fuera mejor. Sería bonito trabajar en marketing y que este deporte se abriera a otras muchas oportunidades. El hockey es un deporte muy bonito pero tiene muchas exigencias. Sería muy interesante abrir el hockey a zonas donde no existen campos para practicar disciplinas allegadas al hockey para acercar el hockey a la población que no tiene campos cerca y así poder abrir las fronteras de este deporte en España, que ahora se quedan un poco reducidas.
Siempre se compara el hockey con el fútbol a nivel técnico, pero ojalá tuvieráis la misma repercusión, ¿no?
Ojalá. Casi todos los deportistas de deportes minoritarios nos da mucha pena ver todo lo que queremos a nuestro deporte y ver que no se le da el bombo que se le debería dar y a otros deportistas que tienen la suerte de elegir el fútbol se ven recompensados a nivel económico, a nivel mediático, a nivel de sponsors… En el hockey, como en otros muchos deportes, te tienes que estar peleando para conseguir sponsors. Es una pena que nos comparen solo para unas cosas y para otras no. El nivel de exigencia es el mismo porque al final somos todos deportistas de élite pero creo que el reconocimiento podría estar un poco más equiparado.
Tu familia es sinónimo de hockey en España
Sí, así es. Mi familia siempre ha vivido muy dentro el hockey. Mi abuelo fue jugador, mi tío abuelo, que fue dos veces olímpico, ha sido un referente en nuestra familia. También ha jugado mi madre, mis tías, mis primos, mi hermano y tanto mi hermana Lucía como yo. Ahora mismo me siento muy orgullosa por coger la estela de mi tío, que fue el primero que fue a unas olimpiadas, y ahora me toca a mí representar a las chicas de la familia.
Pero es que tu hermana Lucía es tu gemela
Sí, así es. Es mi gemela y compañera de selección. A mí me ha cambiado totalmente tenerla estos últimos años de compañera en la selección y ha sido un aliciente más para seguir disfrutando de la selección. Tener a mi hermana aquí es cumplir un sueño, que era el poder jugar juntas en la selección española y además poder ir a unos Juegos.
¿Cuál es la anécdota más graciosa que recuerdas con tu gemela en la selección?
Hay varias anécdotas pero por ejemplo me acuerdo una vez que a mí se me olvidó mi camiseta en un partido amistoso y tuve que jugar con la misma camiseta que Lucía. Así salimos las dos en la delantera, con la misma camiseta, mismo palo, misma cinta de pelo y el pobre chico que tenía que hacer los vídeos para luego enseñarlos tenía un lío monumental de en qué momento era una u otra. La verdad es que fue muy divertido.
Y creo que hay alguna más de juega nocturna
De esas hay muchas. Hubo una muy divertida hace muchos años. Entonces, Lucía había venido a verme a un campeonato sub’21, yo era muy pequeña, tenía 17 años y había entrado con las mayores. Entonces, vienen a verme mis hermanos, salen de fiesta y yo estaba en el hotel concentrada. Tal es el caso que mi entrenador también salió a tomar una copa y cuando ve a mi hermana con otra copa en la mano, la agarra del brazo y le dice: ¡Tú al hotel, ya! Y mi hermana, que no conocía tampoco al entrenador, se quedó alucinada.
Tengo entendido que no te gustó mucho el hockey cuando empezaste
Se juntaron muchas cosas. Yo empecé a jugar porque como veía a mi hermano jugar y quería que también fueran a mí a verme jugar a un deporte. Pero al principio veía que al lanzar una pelota, aparecían veintitantos niños alrededor y no le veía mucho el sentido a aquello. Yo me ponía de portera porque era lo que veía más divertido. Así que el primer año lo dejé y al siguiente una compañera de clase se apuntó conmigo y ya desde entonces no lo he vuelto a dejar.
El mayor hito del hockey femenino español fue aquel oro en Barcelona’92. Tú entonces tenías 11 años, ¿qué recuerdos tienes de aquello?
En aquel momento yo no seguía tanto el hockey por la televisión pero sí tengo el recuerdo de mi madre, que sí lo seguía más, que lo tenían en una tele por ahí puesto y me acuerdo de aquello de que estaban marcando historia. Pero sí lo he vuelto a ver después, ya con mi afición consolidada y tengo mucha lástima de no haber vivido aquel momento histórico in situ. Aquel oro fue un hito, un hecho memorable y que nos dejó una estela que va a ser muy complicado de repetir. Por eso nosotros nos miramos en aquella generación de jugadoras y pensamos que sería precioso poder repetir lo que hicieron pero tampoco queremos compararnos porque cada momento es diferente.
Tú llegas con 31 años a Río, ¿has pensado lo que va a hacer después?
La verdad es que no. Justo he hablado estos días con el seleccionador de esto. Yo, cuando empecé en esto con 17 añitos pensaba que si participaba en cuatro olimpiadas ya sería increíble pero hoy por hoy llego a mis terceras y, aunque sí he pesando en retirarme después, a día de hoy me encuentro muy bien físicamente, disfruto muchísimo de la selección, disfruto mucho del hockey, juego mejor que cuando empecé y todavía no tengo decidido lo que haré. Supongo que después del verano tomaré alguna decisión.