La Plata: EL REPOSO DE LA LEONA

María José Granatto abrió la puertas de su casa para contar las sensaciones de su inolvidable experiencia vivida con el seleccionado argentino de hockey campeón de la World League en Rosario. En una extensa entrevista mientras disfruta de sus vacaciones, asegura que le da vergüenza que le pidan fotos y autógrafos y sueña con estar en Río 2016.

(Fuente: Diezmas; Cronista: Joaquin Sánchez; Fotos: Matías Adhemar)

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Pasaron unos días luego de su regreso a La Plata. Con la tranquilidad de haber conseguido no sólo el objetivo colectivo con las Leonas al ser campeonas de la World League de hockey, sino también de haber tomado personalmente una dimensión mediática que seguramente no esperaba, abre la puerta de su casa Majo Granatto, quien está disfrutando unas merecidas vacaciones. El primero que sale al paso es su perro Román, con la boca abierta, agitado, es una calurosa tarde en Villa Castells. Ella, con la humildad de una pequeña gigante, ofrece agua mientras se sienta, antes de abrir su corazón y su cabeza para relatar esa semana inolvidable en Rosario.

“Fue mi primera experiencia con el seleccionado mayor y saqué muchas cosas positivas, tanto en el juego como en lo personal. Me ayudó para crecer como jugadora con el roce internacional, y también como persona porque conocí un grupo de buenas personas, que serán grandes amigas, que me bancaron y me dieron confianza”, arranca María José, elegida como la mejor jugadora Junior del torneo en el cual participaron los mejores seleccionados del mundo.

– ¿Te esperabas comenzar como titular en el equipo?

– En los partidos amistosos en Tucumán previos a la Liga Mundial, me dieron algunos indicios de que podía estar en el equipo titular, pero hasta que no diera la formación podía pasar cualquier cosa.

– Fue una apuesta importante del nuevo entrenador Gabriel Minadeo jugársela por una chica de 20 años que hacía su primera experiencia, con la presión que representa hacerlo como local…

– Sí, por eso me sentí apoyada por el cuerpo técnico y el equipo; eso me permitió poder soltarme  más y jugar sin los nervios y la tensión que hubiera podido llegar a tener si entraba desde el banco o jugaba pocos minutos.

– Hubo algunas críticas en la previa del torneo sobre el equipo, ¿eso las incentivó?

– Yo no estaba al tanto. Pero hacía bastante que las Leonas no estaban en el lugar en el que debían estar. Siempre fue un equipo triunfador y que ahora tuviera muchas derrotas, torneos en los que no se llegó ni siquiera a un podio, iba a producir que la gente hablara. Creo que estamos en un proceso de muchos cambios, que ahora sí son positivos, porque si bien más de la mitad del plantel tiene menos de 25 años, demostramos en la World League que podemos ser un muy buen equipo. Estaba en el grupo decir “la mayoría no confía en este equipo” porque leíamos cosas, eso nos unió mucho más y nos dio ganas de demostrarle a todos que no era así. Después de dos partidos en la zona en los que nos tocó perder, salimos fortalecidas y esa fue la clave, confiar siempre.

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– ¿Qué pasó en ese momento, que supongo debe haber sido tenso, cuando perdieron con Australia y China?

– Por más que no esté bueno perder ni salir último en el grupo, esas dos derrotas fueron positivas, nos ayudaron mucho. Elegiría volver a perder. Por el cambio que hizo en nuestros cuerpos y nuestra cabeza. Después de la caída con China tuvimos día libre y fuimos a entrenar. Con Gaby (Minadeo) hicimos una charla y nos preguntó si teníamos ganar de ganar, si alguna pensaba que íbamos a perder, motivándonos; nos miramos todas y nos dimos cuenta de que estábamos tirando para el mismo lado. Ese día nos divertimos muchísimo en el entrenamiento, sirvió un montón. Me llevo las últimas risas ahí y el decir “la puta madre si tenemos un equipazo, no puede ser que hayamos perdido contra equipos que no fueron superiores a nosotras”.

– Más allá de pincharlas en lo anímico, ¿hubo un cambio en el juego o era sólo corregir errores de concentración?

–  En las dos derrotas no hubo falta de juego ni de técnica. Fue mucho más la intensidad que le pusimos y centrarnos en el plan de juego que teníamos. Vimos el video del partido con Inglaterra y éramos un bloque en defensa que no nos podían entrar por ningún lado y los otros dos partidos, los reposicionamientos eran lentos, nos dejamos estar en ese sentido creyendo que estaba todo bien… En realidad, no nos puede faltar nunca esa entrega, que es la identidad del equipo.

– En lo individual, ¿cómo te sentiste de compartir por primera vez en un torneo oficial con delanteras de tanta trayectoria y nombre como Carla Rebecchi y Delfina Merino?

– Estamos en ese proceso de conocernos y saber cómo juega la otra, porque todas somos delanteras que estamos jugando por primera vez juntas. Yo me sentí muy bien, con mucha confianza de ellas hacia mí, en ningún momento optaron por no dármela, siempre fui una delantera más, con la misma confianza que cualquiera; me sentí muy segura con el resto de las compañeras y el cuerpo técnico.

– Te pesó en algún momento pensar con quiénes compartías el ataque…

– Me pasó en los partidos de cuartos y semis, que eran muy importantes, que elegía siempre el pase antes que la jugada individual, aunque quizás lo indicado era jugármela yo. Pero como me la estaban pidiendo dentro del área siempre intentaba pasárselas, y capaz que tengo que tener más  confianza en mí y jugármela en el uno contra uno. Eso me lo replanteé para la final.

– Desde afuera se vio que en el debut, las inglesas no te conocían y te dejaron espacios y que ni bien tuviste ese arranque increíble te empezaron a marcar más duro, ¿estás de acuerdo?

– Sí, en el mismo partido con Inglaterra, después de las tres primeras jugadas en las que estaba muy libre y generé tres corners cortos, ya tenía la marca encima empujándome. Capaz que creían que no podía hacer una jugada. Después también se fue complicando con rivales como Holanda o China, que tienen defensas muy fuertes. El roce es diferente en este nivel, te empujan, te ponen el palo por delante, algo a lo que no estaba acostumbrada porque en el torneo metropolitano no es así ni en el seleccionado junior.

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– ¿Qué cambiaste vos respecto a la Majo Granatto de un año atrás?

– El tema físico principalmente, y se debe a que con el cambio de cuerpo técnico vino un nuevo preparador físico que es impecable. Nos hizo estar muy bien en menos de dos meses, sin ninguna lesión ni sobrecargarnos. Llegamos perfectas al torneo y en este nivel internacional lo primero que tener es que estar muy bien físicamente.

La otra cosa en la que mejoré fue en entender el juego. En la elección de cuándo hacer jugada individual y cuándo hacer pase. Capaz que antes yo abusaba de mi uno contra uno porque estaba acostumbrada en el club a jugar así. Pude abrir la cabeza y entender con claridad los momentos de juego, gracias a las charlas de Gaby (Minadeo) y de Agustín Corradini, que es el entrenador del Junior.

– ¿Cómo viviste esa experiencia única para un deportista como es que escuchar el himno, con el valor agregado de que sea en el propio país?

– Lo vivimos desde la primera cena que tuvimos, en la que elegimos la parte del himno cantada para reemplazar la que se pasaba antes que era sólo melodía. Queríamos cantarlo y pusimos la misma parte que los Pumas, que contagia un montón. Y cada vez que lo cantábamos todas abrazadas, con el estadio lleno y ver la gente que también lo hacía, es una experiencia inolvidable y un sentimiento que no se puede explicar.

– ¿Cómo ves el año próximo que va a ser exigente con el Champions Trophy de Londres, los Juegos Olímpicos de Río y el Mundial Junior?

– Espero que esté cargado porque todavía tengo que quedar para los cuatro viajes. Como primer objetivo me planteo el Panamericano Junior, que es muy importante porque nos va a dar la clasificación para el Mundial de la categoría, y para el cual tenemos un gran equipo que está en crecimiento y podemos lograr hacer muy buen papel. También me encantaría poder jugar un Juego Olímpico, que va a ser el torneo más importante del 2016. Pero me gusta siempre ir paso a paso, nunca pensé más allá, siempre jugué pensando en el presente y disfrutando el momento que vivo. Creo que es así como salen las cosas bien.

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Además de disputar por primera vez un torneo de tanta trascendencia, fue la primera experiencia para Majo, muy joven y más bien tímida, de vivir la exposición que tienen las Leonas desde que se formaron como tales. De esas sensaciones, habló la delantera de Santa Bárbara, el club que le brindó una cálida bienvenida el lunes pasado.

– ¿Cómo viviste la revolución que causaron en general las Leonas, pero vos en particular? ¿Te cuesta todavía que te pidan autógrafos o fotos?

– Me da mucha vergüenza. No sé si merecemos tanto… En el hotel y en la cancha fue una locura, es increíble lo que las nenas desean un autógrafo o una foto con nosotras. Te das cuenta lo que representa la camiseta, hay todo un país mirándote y alentándote. Me escribió mucha gente en Facebook diciéndome que sentían identificados y me elogiaban por mi actitud en la cancha, que no paraba de correr. Me sorprendió porque no sabía que se notaba tanto que en la cancha era aguerrida, de querer buscar la boca, de ir para adelante.

– ¿Te pasó algo distinto en la vida diaria desde que volviste de Rosario?

– Sí. El otro día fui a merendar con mi papá y pasaban nenas y me pedían fotos, algo que no me pasaba. Y también que fui para una nota a Radio Provincia y me saludaron todos los que trabajan en la radio, antes iba directo y no me reconocía nadie, jaja.

– Acostumbrate porque es recién el comienzo…

– Sé que puede a llegar a ser más cotidiano pero es muy raro.

– ¿Y te sorprendió haber recibido ese premio que tenés atrás tuyo como Revelación de la World League de Rosario?

– Sí, porque ni siquiera sabía que se iba a entregar ese premio.

– Tenías cara de sorprendida.

– Sí, porque pensé que me iban a hacer un reportaje en inglés.

– ¿Te lo bancabas el reportaje en inglés?

– No, por eso tenía esa cara.