(Prensa CAH)
El seleccionado dirigido por Carlos Retegui culminó un año soñado. En Río de Janeiro conquistó la primera medalla olímpica dorada en la disciplina y con ello escaló al segundo lugar del ranking mundial, la mejor posición de la historia.
Los Leones iniciaron el año con un único objetivo: los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Luego de abrirse camino al andar con la medalla de bronce en el Mundial de La Haya en 2014 y un 2015 arrollador en donde fueron campeones panamericanos y alcanzaron la instancia final de la Liga Mundial -tras finalizar segundos en la fase de Semifinales- Argentina coronó dichas conquistas con una actuación sin precedentes en una cita olímpica.
Sin dejar ningún detalle librado al azar, el 19 de enero, en Mar del Plata, el equipo comenzó a trabajar en el marco de una pretemporada que incluyó jornadas de cuádruple turno de entrenamientos. Además, en aquella preparación determinante, afrontó una serie de amistosos ante Holanda que dejó un saldo de dos triunfos por lado. Durante el mes de abril, el plantel realizó una gira a España, jugando tres partidos ante el seleccionado local, mientras que la última escala previa a los Juegos Olímpicos de Río fue un Seis Naciones con sede en Valencia: allí fueron segundos sumando importantes victorias, además de roce internacional. Del país, se despidieron con una serie de amistosos ante el conjunto irlandés: el resultado fue auspicioso.
Con el sueño intacto arribaron a Brasil, sede de los Juegos Olímpicos. Con jerarquía, determinación y solvencia, fueron avanzando en el camino a la clasificación para ponerle un broche de oro a su participación -sin precedentes-. El jueves 18 de agosto marcó un antes y un después para el hockey argentino. Es que aquella tarde, en Deodoro, Los Leones derrotaron a Bélgica por 4 a 2 en la definición del certamen y consiguieron la primera medalla olímpica de oro. Es para destacar que el equipo consiguió sobreponerse a las adversidades que dejó la semifinal ante Alemania, con las lesiones sufridas por Matías Paredes y Matías Rey, marginados de la final y reemplazados por Isidoro Ibarra y Luca Masso. El campeón olímpico cerró una participación con cinco partidos ganados, dos empatados y uno perdido, sobre ocho disputados, en los que anotó 25 goles y recibió 18.
Con una gran demostración de hockey, el conjunto argentino se metió en un lugar privilegiado. Luego de décadas de trabajo y el sacrificio de muchas generaciones, Argentina fue artífice de una nueva hazaña consiguiendo algo inédito para nuestro deporte.
La gran actuación en los Juegos Olímpicos de Río abrió camino para ascender cinco lugares en el ranking de la Federación Internacional de Hockey (FIH). Sucede que Argentina escaló de la séptima a la segunda ubicación -por debajo de Australia- y concretó la mejor posición de su historia, ya que nunca había logrado superar la quinta posición. Salud, campeones.