Fuente: Belgrano Hockey
Cuántas veces hemos dicho o escuchado que el club “es nuestra segunda casa”, que queremos estos colores. Y obviamente, son frases sinceras en el momento que se dicen. Y eso lo decimos todos. Pero como nos pasa a “los mortales”, es difícil llevar los dichos a los hechos. Sobre todo cuando “hay todo para perder y nada para ganar”. Ahí son pocos los que lo sostienen, los que se ponen al servicio de “lo colectivo”, por sobre el interés individual.
Por suerte, en nuestro club, tenemos jugadoras que priorizan lo colectivo sobre el interés individual, sobre “lo que me conviene”, lo que me resulta más fácil.
Todos sabemos que la línea “A” corre el riesgo de perder la categoría. Su 1ra, jugará dos “finales” frente a Liceo Naval, donde el máximo premio será mantener lo que tenemos: seguir jugando en la “A” durante la temporada 2016. Nuestro rival, querrá apoderarse de lo que nosotros poseemos. Es una situación donde “hay que ponerle el pecho”. Difícil, no es gratificante jugar un Play Out.
Ante estas circunstancias, hubo alguien que no estaba previsto, que quiso decir “aquí estoy”. Nada la obligaba. Tenía toda la justificación para ver estos partidos “desde afuera”. Alguien que tiene un prestigio a nivel internacional, protagonista indudable del período más exitoso del hockey argentino. Pero ella no priorizó “su carrera”, su “curriculum”, si no lo que siente por nuestro club y se puso a su servicio. Y esa es Magdalena Aicega. A 12 días de ser madre por tercera vez, ni bien su médico le dio el alta, se fue a entrenar con las chicas como una más (en la foto, con Nahir y Charo, felices de tenerla nuevamente en una cancha). Pero algo que pocos saben, antes se comunicó con el plantel y el cuerpo técnico y se puso a disposición. Pidió “permiso”. Y desde su enorme humildad, les dijo que ella quería ayudar y que el equipo decida en qué lugar sentían que mejor lo podía hacer. La respuesta, fue obvia. Y le hicieron saber que tenerla adentro de la cancha, es un espaldarazo para un plantel que está dejando todo para defender nuestros colores.
Es difícil escribir estas líneas sin tener los ojos húmedos. La grandeza de esta mujer, no puede menos que generar emoción. Y sentir que es un privilegio para nuestro club, el tener una referente con este sentimiento tan puro como potente.
Que importante mensaje nos está dando Magui. Y es contundente, porque no son palabras, son hechos. Y los hechos, te demuestran “que se puede”, que no es “teoría”. El deporte colectivo te da grandes enseñanzas. Una de ellas es priorizar el bien común, teniendo una real actitud de servicio. Dar lo mejor de cada uno en el lugar que el club me necesite. No hacer lo que me conviene, si no lo que le conviene al conjunto. Nadie es más importante que el equipo y ningún equipo es más importante que el club. De eso nos está hablando Magui. Sepamos leerlo y mostrémosle en cada acto, que su ejemplo no será en vano. Que somos muchos los que queremos estos colores y que daremos lo mejor, donde el club nos necesite.
Magui, eternamente gracias.
