(Por Milagros Roverano para “Hockey Argentino Plus” ; @hockeyargplus; fotos: archivo Hockey Argentino Plus) 
El sábado fue un día frío. Burzaco estaba frío. Pero a la hora de jugar, esa no es una excusa válida. Esta vez la lluvia no se interpuso para cerrar la primera ronda del Metropolitano B de hockey. Pucará recibía a Quilmes, buscando cortar la racha ganadora de Las Cerveceras. Un duelo atractivo que, desde la previa, prometía estar parejo.
Y así fue. Desde el primer minuto se planteó un partido equitativo, dónde el medio campo era la zona más transitada, pero que una vez superada, el peligro en el círculo no tardaba en llegar. Ataque por ataque. Quizás no fue lo pretendido por los técnicos, ya que, normalmente, se busca cierto equilibro y posesión a la hora de plantear un sistema de juego, pero dentro del terreno las protagonistas brindaron un espectáculo vertiginoso y entretenido.
A los diez minutos de juego Pucará dio el primer sacudón. Celeste Gandolfo, de buen desempeño, hizo sufrir a la defensa quilmeña y plasmó en el marcador una superioridad -mínima, tal vez- para el equipo dirigido por Lucas Argento que le permitió a su equipo ir al descanso con algo más de tranquilidad.
Este Quilmes tiene personalidad para revertir resultados. Lo viene demostrando en los últimos partidos, dónde reiteradas veces se encontró en desventaja a la hora de disputar los últimos treinta y cinco minutos.
El empate no tardó en llegar. Tan sólo cuatro minutos de juego y Julieta Parodi esperanzó al conjunto visitante. Los goles son lindos, siempre, pero más aún si son producto de una jugada colectiva. Estefanía Nuñez rompió con indiviualidad y tras asociarse con Sabrina Castro Brión, habilitaron a Parodi, que sólo tuvo que empujar la bocha para desahogarse y dar vida al equipo del sur.
A partir de ese entonces se produjo un quiebre en el partido. Las imprecisiones se hicieron protagonistas y la claridad no se plasmaba en el juego. Parecía un game de tenis, con idas, vueltas y tantos largos. A lo mejor Quilmes merecía un poco más. Pero esto es hockey. No existen lógicas. No existe lo predecible.
Pucará lastimó otra vez y así sentenció el encuentro. Manuela Miniussi aprovechó un córner corto a falta de diez minutos para el cierre del partido y regaló una victoria para las locales.
El sábado fue un día frío. Burzaco estaba frío. Pero estoy segura que poco les importó a las conducidas por Argento, que al caer el sol, encontraron ese calor interno mezclado con felicidad. La adrenalina del triunfo.
