Berta Bonastre, con un apellido que la delata como jugadora de hockey, un deporte que le contagiaron sus padres y sus dos hermanas y que además de convertirla en internacional la ha llevado hasta Bélgica, donde llegó hace cinco temporadas y donde vive ahora su primera campaña en el Braxgata, después de cuatro en el Wellington.
(Fuente: Mujer y Deporte; Redacción Practico Deporte; Cronista: Olga Martín)
La decepción de que España se quedara fuera de los Juegos de Londres 2012 hizo a Berta Bonastre (Matadepera/Barcelona, 1992) tomar la decisión de probar suerte en una liga diferente a la española. Optó por la de Bélgica, un país que lleva tiempo trabajando para impulsar su hockey, y que ha podido celebrar la plata para su equipo masculino en Río 2016.
Allí, donde apenas se sintió extraña al entrar en un club como el Wellington, juega, compite, estudia la carrera que empezó en Barcelona, además de francés, y disfruta de los “típicos mejillones con patatas fritas” que la “encantan”.
Experiencia belga
Después de proclamarse ganadora con España de la ronda 2 de la Liga Mundial disputada en Valencia, Berta Bonastre comenta su experiencia en Bruselas, ciudad que ha visto “cambiar” en los últimos meses por los atentados del año pasado y donde de momento piensa quedarse.
Dice que lo del hockey le viene de nacimiento. Nunca mejor dicho, porque su padre, jugador, tenía la “tradición de poner un stick en la cuna cada vez que nacía un bebé” en su casa o en la de sus tíos.
“Literalmente tuve un stick al lado desde que nací y aunque hice otras cosas como tenis y golf lo de seguir jugando al hockey fue porque me gustaba lo que veía en mi casa”, apunta.
Y es que recuerda su padre y su madre jugaban también, “aunque menos. Veía a mis hermanas mayores -Olga y Silvia- y a mi padre entrenar y también en sus partidos, en los que en el descanso saltaba al campo a empujar la bola. Eso me hizo decidir”.
Inicios en el CD Terrassa
Su currículum deportivo refleja que hasta los once años jugó en el CD Terrassa y que después se fue al Atlètic de la misma ciudad, donde jugó desde infantil hasta División de Honor y desde donde dio el salto a la selección.
Invitada a participar en concentraciones de la absoluta española con 15 y 16 años, se incorporó a ésta para el Mundial de 2010 en Rosario (Argentina) y participó en la fase de clasificación de los Juegos de Londres 2012, en la que el equipo no logró la plaza olímpica.
“Ahí decidí irme a Bélgica, en teoría para un año. Lo preparé todo sin decírselo a mis padres y cuando tenía todo un poco hecho les dije: el año que viene me voy. Les daba miedo pero vieron que tenía ganas”.
Explica que optó por Bélgica porque el hockey allí estaba creciendo y porque se “veía joven para ir a Holanda”. “Pensaba que era lo mejor también para aprender francés y mejorar el inglés. Tenía amigos que estaban allí que me recomendaron algunos clubes”
A Bélgica con 20 años
El vértigo a salir del nido con 20 años la acompañó en su traslado a Bruselas, aunque en contra de lo habitual recuerda que “el principio fue genial, lo mejor”, porque encontró “un equipo superchulo, un club con un ambiente muy parecido a España”, donde se integró “fácilmente” y donde ha hecho amigas que va a conservar siempre.
“Me sentía como en casa, mis padres venían mucho a verme y decían ‘ésta se va a quedar aquí’. Al principio no eché de menos nada, porque no me daba tiempo, solo estar los domingos con mi familia, porque es una tradición y me costó un poco, pero me lo estaba pasando bien. Conocí a mucha gente nueva, no tenía muchos momentos para aburrirme”.
Su nuevo equipo entonces, el Wellington le recordaba al Atlètic por ser un club muy familiar. En él se topó con gente muy cercana que la facilitó sentirse como si hubiera estado allí toda la vida y no como alguien que en principio llegó para jugar solo un año.
En su segunda temporada ganó la Liga y aunque el equipo tuvo cambios de entrenadores ella “estaba encantada”. Pero el Braxgata llamó a su puerta el año pasado y el proyecto le gustó mucho, en un momento en el que pensó que debía cambiar después de cuatro temporadas.
Día a día
Su día a día en Bruselas, donde a veces coincide con otros españoles que juegan también en Bélgica, discurre entre entrenamientos y sus estudios de francés y nutrición y dietética, carrera que había empezado en Barcelona antes de irse y que tuvo que volver a empezar allí pese a haber cursado ya el primer año.
“Como me quería quedar quería estudiar algo y cambié mi expediente de Barcelona a Bruselas, aunque tuve que volver a empezar porque las asignaturas no eran las mismas. Son más exigentes y si estudias mientras estudias no debes hacer otra cosa. La forma de vida es diferente a la de España, donde somos más de salir. En Bélgica hay que acostumbrarse a que a las 7 está todo cerrado, la gente no es tan activa como en España. Haces más vida en casa”, responde.
También dice que se ha acostumbrado bien a la forma de alimentación de allí, donde hay “una cultura bastante abierta” y “son muy normales” con las comidas. “Los mejillones con patatas fritas, me encantan”, asegura.
Lo que sí ha percibido es un cambio en el día a día después de los atentados en el metro y el aeropuerto de Bruselas el 23 de marzo del año pasado, tras los que la ciudad ha reforzado sus medidas de seguridad tanto en edificios como en las calles.
Tokio 2020
Tras la victoria hace unos días en la ronda 2 de la Liga Mundial, Berta destaca el buen resultado del equipo en su primer compromiso oficial después de los Juegos de Río.
“Nos costó un poquito empezar pero como tenemos gente nueva es como un nuevo proyecto mirando hacia Tokio, buscando en medio la clasificación para el Mundial y la siguiente ronda de la Liga Mundial, además de preparar el Europeo de Amsterdam. Son los objetivos que nos estás motivando y estamos aquí porque nos gusta”, admite.
Rusia, República Checa, Turquía, Ghana, Escocia y Polonia han sido los rivales que el equipo que dirige el inglés Adrian Lock ha tenido que superar para hacerse con esa victoria y garantizar su acceso a la siguiente fase de la competición, cuyo próximo asalto será en el mes de junio.
“Estoy contenta de seguir aquí, de que Adrian cuente conmigo, de ayudar a crecer este proyecto y también de tener gente joven. Antes lo veía diferente, pero poco a poco vamos logrando que haya competitividad entre nosotras y eso da calidad al equipo. En principio me marco los juegos del 20 como objetivo, después ya se verá, pero antes tenemos que pasar por muchas competiciones”.