Mi sueño es ser entrenador tanto de las Leonas como de los Leones, porque soy un apasionado del hockey masculino.
(Fuente: La Nacion; Cronista: Gastón Saiz)
Desde el inicio de este siglo hasta hoy, la dirección técnica de las Leonas parece haber quedado reducida a tres hombres: Sergio Vigil, Gabriel Minadeo (el actual DT) y Carlos Retegui. Hubo otros entrenadores, pero por distintos motivos todos se quedaron sin respaldo político de la Confederación para consolidarse en sus ciclos. Al final, a fuerza de títulos y grandes impactos, sólo aquel trío abrazó la gloria, impulsado por el talento y la garra de las jugadoras. Sin embargo, apareció Agustín Corradini (32 años) para renovar el aire y transformarse en el más claro candidato para un futuro.
¿Quién es Corradini? El conductor que llevó a las Leoncitas al título en el Mundial Junior jugado el mes pasado en Santiago, Chile. Es un logro que no se daba desde Terrassa ’93, por aquel equipo compuesto por, entre otras, Vanina Oneto, Magdalena Aicega, María Paz Ferrari y Ayelén Stepnik, algunas de las ilustres que luego escribieron la historia grande. Corradini se formó como jugador en San Fernando, integró aquel seleccionado junior campeón mundial en Rotterdam 2005 -germen de los Leones-, dirigió en las divisiones menores de su club y tuvo experiencias como coach en Holanda y Bélgica. Además, fue asistente de las Leonas en diversos períodos. “Mi sueño es ser entrenador tanto de las Leonas como de los Leones, porque soy un apasionado del hockey masculino. Pero tiempo al tiempo. Si tengo una cualidad, ésa es que aprendo de todo, así que debo seguir aprendiendo y participar en el hockey internacional. El día en que llegue, llegará. Y si no, no seré el DT indicado”, explica este admirador de Josep Guardiola, Marcelo Bielsa y Daniel Orsanic.
-¿Qué dejó el título sub 21 para el hockey argentino?
-Nuestra tarea principal como cuerpo técnico es formar Leonas, y la consagración en Chile dejó mucho futuro con miras a los Juegos Olímpicos de 2020 y 2024.
-¿Hay ADN de Leonas en estas menores de 21?
-Aprendieron a ser profesionales: supieron qué tenían que hacer y cómo debían cuidarse para ser deportistas de elite. Pero la clave, siempre, es que mejoren ellas mismas, antes que mirar a las demás. Es decir: no competir por un puesto contra otra jugadora pensando en integrar las Leonas, sino superarse a sí mismas. Si una es mejor hoy que ayer, entonces tendrá más chances de estar en el plantel mayor. Y eso es un paradigma que debemos cambiar en los deportes de alto rendimiento: uno no compite con una persona que juega en una misma posición, sino con uno mismo.
-¿Cómo se consigue que estas chicas no se queden con la dulce sensación del título sino que se enfoquen en toda la trayectoria que les queda?
-Lo de Chile fue un gran logro y hay que disfrutarlo, punto. Después, ya hay que planificar lo que viene. Estas chicas deben entrenarse para la próxima convocatoria que tienen con las Leonas. Confío en que están preparadas para dar vuelta la página: encuadrar sus camisetas y dejarlas en alguna pared de sus casas para soñar con oro olímpico en 2020 y 2024.
-¿Qué camadas vienen en el hockey femenino, entre estas campeonas y otras jóvenes que ya empezaban a consolidarse?
-Viene una camada maravillosa de Leonas, comparable con la de los Leones. Hay que recordar que ellos fueron campeones junior en 2005 y cuatro años antes, en Hobart, un plantel de Leoncitos había sido subcampeón del mundo. Fue la unión de dos fabulosas generaciones más la que llegó en 2009, encabezada por Gonzalo Peillat. Con las Leoncitas ocurre lo mismo, porque estas ganadoras mundiales de 2016 se juntan con dos camadas subcampeonas en 2009 y 2013.
-Llamó la atención la decisión del plantel de no utilizar las redes sociales durante el torneo…
-Sabíamos que era una medida antipopular y que no coincidía con lo que pide la Federación Internacional de Hockey a las jugadoras, que es la publicación por demás en las redes. Como cuerpo técnico teníamos la inquietud de que ese tema de las redes nos sacara de foco y no queríamos dejar algo librado al azar, porque habíamos entrenado mucho para este Mundial. Les trasmitimos la idea a las capitanas, Agustina Gorzelany y Lucina Von der Heyde, y lejos de contradecirnos, tomaron el guante y se hicieron cargo del tema. Las jugadoras dijeron que se sentían un equipo maduro y que si esta limitación del uso de las redes las acercaba al título mundial, aceptarían la propuesta. Así que usaron sólo Whatsapp, para mantenerse comunicadas con sus familias.
-Uno relaciona ese freno en el uso de las redes con lo que sucedió con las Leonas en Río 2016, cuando terminaron séptimas…
-No; fue una cuestión estrictamente de nuestro equipo. En los Panamericanos junior permitimos el uso de las redes y sentimos no un abuso, pero sí un hábito constante muy propio de las camadas jóvenes. Entonces temíamos que en un torneo de altísima tensión, el Mundial, estar conectadas las perjudicara. Nada que ver con algo sucedido con las Leonas.
-Fuiste asistente de Minadeo en los Juegos Olímpicos. ¿Qué les pasó a las Leonas en Río 2016?
-Tengo una mirada crítica y, de hecho, peco mucho de autocrítico, pero prefiero dejar ese análisis a Gabriel Minadeo.
-¿Cuáles sub 21 muestran una proyección importante?
-Todas las Leoncitas jugaban el mismo tiempo, cada una respetó su rol y debo destacar a todas. Pero en cuanto a rendimientos individuales resalto a Julieta Jankunas, que con 17 años demostró ser una jugadora bastante madura como para un Mundial. Del mismo modo, más allá de las olímpicas María José Granatto y Lucina Von Der Heyde, el desempeño de la línea de volantes fue maravilloso: Sofía Tocallino, Agustina Alonso, Magdalena Fernández Ladra, Paula Ortiz y Bárbara Borgia. Y la defensa, con Gorzelany, Donati y Dichiara.
-Los retiros de las Leonas suelen ser traumáticos. ¿Cómo se puede contrarrestar esa sensación en cada una?
-Entrenamos a las Leoncitas a la tarde y a la noche para que a la mañana asistan a la facultad. Nos parece una condición excluyente que sean universitarias. Planificamos todo el trabajo a partir del estudio, y que después sean deportistas de alto rendimiento. El seleccionado, tarde o temprano, se termina para las jugadoras, incluso para nosotros como cuerpo técnico. Nadie perdura eternamente en una posición. Entonces, nuestro papel como formadores de jugadoras sub 21 es también prepararlas para el día después.