La paranaense Florencia Mutio se sacó su equipo de arquera. Radicada en su ciudad, la exLeona está abocada a su nueva profesión, la baropodometría
Fuente: Uno Entre Rios; Cronista: Luciana Actis; Fotos: Mateo Oviedo, Juan Ignacio Pereira y Diego Arias
Pasaron dos años desde la última vez que Florencia Mutio se calzó el casco, la pechera, las guardas y demás accesorios que protegen a las arqueras en una cancha de hockey. Actualmente, la exLeona está instalada en Paraná, su ciudad natal y –por el momento– está abocada a la ortopedia y la baropodometría.
Desde 2020 se dedica al estudio de la pisada y, junto con una colega kinesióloga, receta y diseña plantillas ortopédicas personalizadas: “Al poquito tiempo que volví a Paraná, se desató la pandemia. Comencé a estudiar y me asocié en Postural Foot con una amiga y colega, además osteópata, que se llama Florencia Blum. Lo que hacemos es el estudio estático y dinámico de la pisada, un estudio baropodométrico. Y en base a eso confeccionamos plantillas personalizadas, trabajamos en conjunto con gente de Rosario y las hacemos en Buenos Aires”.
Aunque se graduó en 2009 como Licenciada en Kinesiología y Fisiatría en la Universidad Abierta Interamericana de Rosario (UAI), actualmente no ejerce sino que se dedica a otro rubro que tiene varios puntos en común con su profesión: “En mi caso empecé con esto porque primero experimenté este problema, yo la conocía a Florencia porque ella venía trabajando desde hace años con plantillas. Y bueno, me hice una evaluación con ella, me recetó unas plantillas y tuve una mejora. Nos pusimos a charlar del tema, incorporamos una tecnología más novedosa, y a partir de ahí me sumé, continuando con lo que ella ya venía haciendo”.
Mientras tanto, realizó varios cursos sobre el tema y se capacitó sobre la especialidad del estudio baropodométrico. Mutio destaca que a causa de la pandemia, tuvo más posibilidades de perfeccionarse a través de capacitaciones a distancia vía Zoom. También comenzó a estudiar osteopatía.
Aunque su actual profesión es muy demandada por personas que se dedican al running, en el consultorio atienden a pacientes de diversas edades y profesiones, no necesariamente deportistas: “Trabajamos todas las edades, a partir de los tres años en adelante. Con runners, deportistas en general, pero también con personas que se acercan por otros problemas, como pacientes diabéticos, o personas con pie plano o cavo, o personas que tienen que pasar mucho tiempo de pie por su trabajo. Trabajamos con distintos tipos de materiales que se adapten a la necesidad y las características de cada cual”, comentó.
Un doble esfuerzo
Nacida en 1984, comenzó sus estudios universitarios cuando apenas iniciaba la década del 2000, tiempo en que –paralelamente– comenzó a hacer sus primeras armas en el mundo del deporte profesional, cuando fue convocada para integrar el Seleccionado Juvenil de Entre Ríos y luego el equipo de Las Leoncitas.
“Estudié en Rosario e hice toda la etapa universitaria mientras jugaba en el Club Atlético del Rosario, y también hubo un tiempo que estuve jugando en el Sub 21, Las Leoncitas. Una vez que me recibí, me fui a jugar a Europa, al Taburiente de Canarias primero y al Club Sportivo Catania, en Italia, después. Y mientras tanto, siempre hacía alguna práctica de kinesiología en alguna de sus ramas. Pero ya para 2012 me convocan Las Leonas, y ahí me dediqué casi exclusivamente a la Selección. Por ahí, en algunos baches de tiempo que me quedaban, ejercía la kinesiología, principalmente en 2019, cuando dejé el seleccionado y vivía en Buenos Aires”, cuenta.
Florencia recuerda que fueron épocas de sacrificio, de combinar –como si de piezas de un tetris se tratara– los horarios dedicados a la cursada, al estudio, a las prácticas y los torneos. Es así que supo hacerse cargo de sus metas profesionales y sus compromisos, tanto con la carrera como con el deporte, su pasión: “Con el hockey me inicié a los seis o siete años en el Club Atlético Estudiantes y allí seguí hasta terminar el secundario, desde 1991 hasta 2002. Bueno, después quise estudiar kinesiología en Rosario, donde viví siete años. Y ahí viví todo el proceso del seleccionado junior, jugué con el CAR Plaza e hicimos muchas giras. Y al poco tiempo de terminar la carrera, me llegó la convocatoria para jugar en España, así fue que jugué una temporada y media en Deportivo Taburiente y hacia 2011 me fui al Cattania durante cuatro meses. Y cuando vine por el descanso durante un mes a la Argentina, en enero de 2012 me convocaron de Las Leonas. Así que ahí empecé todo un proceso preolímpico para ir a Londres, y ahí estuve durante casi ocho años, mientras tanto jugaba también en el Club San Fernando de Buenos Aires”.
Precisamente, entró al Seleccionado mayor poco tiempo antes de los juegos olímpicos, por lo que tuvo que entrenar arduamente. Y el resultado se notó: volvieron a la Argentina con la medalla de Plata, repitiendo la hazaña de la generación anterior en Sidney 2000: “Lo más lindo fue vestir la camiseta argentina, cantar el Himno Nacional… eso no se olvida nunca, te llena de orgullo y es el momento más lindo que podés vivir como deportista: poder representar a tu país. Y guardo conmigo todos los recuerdos de mis primeros Juegos Olímpicos, los de Londres, donde fuimos medalla de Plata. Fue super intenso, lindo, diferente. Realmente soy una privilegiada, porque después pude vivir otros Juegos Olímpicos, en Río de Janeiro. Jugué dos mundiales, fui a casi todos los torneos, Panamericanos, Copa América, Champions Trophy, Test Matches. Pude recorrer el mundo, disfruté el día a día en el Cenard”
Pero la etapa de Las Leonas también significó un gran sacrificio, por eso en 2019 sintió que era una etapa que quería cerrar en su mejor momento: “Así como te cuento todo lo lindo de ser parte de un seleccionado, es un compromiso muy exigente también. Mi vida fue así desde que arranqué a jugar en el Sub 21. Es mucho sacrificio y desgaste psicológico, más allá del físico, porque una siente muchas presiones. Una sabe que todos los días se está jugando el lugar en una lista. Los entrenamientos son muy exigentes, se juega muy rápido, incluso entrenábamos con varones, era exigente y requería mucha concentración. Y eso también implica cuidarse mucho en el sueño, en las comidas, de no lesionarse, hay que dejar de lado un montón de cosas porque la prioridad pasa a ser la Selección. Y todo eso me llevó a decir basta, a dejar Las Leonas y buscar otros rumbos. Pero no reniego jamás, no lo cambiaría por nada. Repito: soy una privilegiada. No se puede esperar recibir sólo lo bueno sin hacer ningún sacrificio; como todo en la vida”.
Regreso a Paraná
Al volver a Paraná, a finales de 2019, se sumó al equipo de hockey de su primera casa, el Club Atlético Estudiantes. Sin embargo, por la pandemia la actividad deportiva prácticamente cesó: “Cuando volví a Paraná, lo hice un poco dudando de lo que iba a hacer, si me iba a quedar definitivamente o no. Pero en el medio pasó la pandemia, así que terminé radicándome y abriendo mis horizontes hacia otros lados. Por el momento, estoy abocada a este proyecto con Flor, y Postural Foot”.
Y continuó: “En el CAE estuve participando en los entrenamientos con algunas divisiones durante algunos meses, colaborando con la coordinación pero como un aporte desde otro lugar. También habíamos empezado con el entrenamiento de arqueras en el club, pero por el momento todo eso está pausado”.
—¿Cómo se sintió volver a tu primer club?
—Es un club en el que siempre tuve las puertas abiertas, desde que me fui. Siempre que volví jugué en el Seven del Plumazo, o cuando podía entrenaba con los equipos. Pero hoy lo hago como jugadora de campo, hace dos años que no me calzo el equipo de arquera. La última vez fue para el torneo Metropolitano en el Club San Fernando. Cuando termine la pandemia, si se llegara a dar la posibilidad de volver a jugar, no lo haría desde la posición de arquera, porque en el club ya hay y son muy buenas, está muy bien ocupado el lugar.
—¿Es más arriesgado ser arquera, ya sea desde lo físico o lo mental?
—Creo que a nivel físico, las jugadoras de cancha están más expuestas, las arqueras tenemos mucha protección. Pero estar en el arco siempre implica ser distinta, en cualquier deporte en el que exista esa posición. Hay otro tipo de presiones, podés pasar de ser la mejor, la ídola, a ser la peor en cuestión de segundos. Y se vive el partido de otra manera, los entrenamientos también, los torneos. Hay que estar muy fuerte mentalmente para poder estar en esa posición.