María Laura Aladro le puso fin el pasado lunes, de manera oficial, a su extenso ciclo por el seleccionado argentino de hockey sobre césped. La tandilense dice adiós, como parte de cambios en su vida, ya que próximamente se radicará en su ciudad.
(Fuente: El Eco; Cronista: Fernando Uranga)
La decisión sorprendió a medias. Familiares y allegados de la arquera conocían que la vuelta a Tandil era inminente. Por otra parte, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro están a la vista y aparecen como un tentador desafío para cualquier deportista. Más teniendo en cuenta que Aladro estaba en las convocatorias de Gabriel Minadeo, el DT de Las Leonas.
Queda atrás más de una década de integrar distintos planteles del combinado nacional, desde la primera convocatoria en 2004, hasta ganarse un lugar entre los grandes deportistas que ha dado la ciudad a través de su historia.
La tandilense accedió al diálogo y describió detalles de la determinación que la alejará del hockey de élite, tanto en el seleccionado como en su amado River Plate.
-¿Cómo se dio el proceso para esta decisión?
-Es algo que vengo pensando desde hace bastante tiempo, diría que desde 2013, no es algo de un día para el otro. Venía hablando con mi familia, gente amiga y compañeras, de la idea de volver a Tandil a instalarme. Me llevó más de dos años elegir el mejor momento para hacerlo. Y estoy feliz y tranquila de haberlo encontrado.
Lo planeamos juntos con Sebas (el rugbier Sebastián Gastaldi, su pareja), para encontrar el momento justo. Empezaremos cosas nuevas en nuestra ciudad.
Pienso mucho antes de tomar una decisión. Sé lo que es el deporte, un equipo y un proceso olímpico. Hay que dar el cien por cien, y yo no estoy preparada para hacerlo.
-¿Sebastián es fundamental en el aspecto de la contención?
-Es clave, totalmente. Tiene los valores del deportista, en lo cual me siento totalmente identificada. Es importante tener al lado a alguien que entienda todo lo que te pasa.
-Además, le dejás un buen tiempo al seleccionado para suplir tu salida.
-Es que son un montón de cosas que fueron pasando. Pensé un montón en el seleccionado y en River. En Las Leonas habían pasado cosas duras años atrás, hubo renuncias y yo sentía que no podía dejar. Siempre aparecía un desafío nuevo, era difícil encontrar el momento exacto. En cambio ahora todo está más acomodado, hablé con Minadeo con el tiempo suficiente para que él supiera cuál era mi idea.
Y con el club, igual, ya hay dos arqueras totalmente preparadas para jugar. Tengo esa tranquilidad.
-¿Cómo fue el momento de oficializar la decisión?
-Hablé con el entrenador, miembros del cuerpo técnico, jugadoras… Me presenté a entrenar, como para darle un carácter formal. Les expliqué la decisión y lo tomaron como algo lindo. Saben que no dejo porque me haya agotado el hockey ni porque no pueda más. Al contrario, es la mejor manera de cerrarlo, con proyectos de otras cosas, de la forma más natural.
-¿En el futuro inmediato estarás vinculada al deporte?
-Por ahora estaba enfocada en cerrar lo del seleccionado. Y en Tandil estuvimos ocupados en instalarnos. En River me ofrecieron seguir hasta marzo para poder jugar la Copa de Honor, a modo de retiro. Fui la capitana durante ocho años y quieren que tenga un cierre en la cancha. Me une una relación hermosa con el club. Cuando quedé afuera del seleccionado, no largué el hockey para venirme a Tandil, porque sentía que tenía que seguir dándole todo a River, en una etapa de formación del equipo. Y el club es mi segunda casa, me ayudó mucho cuando decidí irme a vivir a Buenos Aires. La semana que viene iré para ver cómo organizamos esa posibilidad de jugar la Copa de Honor.
Sebas también hizo todo el cierre allá, le dieron una plaqueta de reconocimiento en Belgrano, donde se sintió parte. Nunca nos vamos a desligar del deporte, él acá estará muy concentrado en Los Cardos.
-¿Tu idea también es volver, en tu caso a Independiente?
-Recién estamos instalándonos, pero supongo que seguiré jugando. Por eso quiero aclarar, no me pasa eso de saturarme o no querer ver más un equipo de arquera. Nada que ver, al contrario. Hay etapas y momentos en la vida. Y mi momento de hacer un cierre es ahora.
Una empieza a rebobinar y es una vida entera, porque contando el junior estoy desde los 17 años abocada a los seleccionados. Y tengo 33. Es difícil mantenerse, tener esa constancia.
Viví un montón de procesos, entrenadores, compañeras, triunfos y fracasos. Más no puedo pedir y más no puedo dar.
-¿Sería posible elegir un momento en particular de tu paso por Las Leonas?
-Disfruté todo, pero 2015 fue uno de los años más lindos. Nosotras fuimos pasando por muchos golpes como equipo, con cuestiones que nos desenfocaban de lo que debíamos hacer como deportistas. Y el año pasado nos recuperamos a partir del trabajo, con entrenadores y creciendo en nuestra fortaleza como grupo. Eso me marcó mucho, porque en parte empecé a tomar otro rol, de hacerles ver cosas a las chicas y de aportar una mirada positiva.
-Y se coronó en diciembre con el título en la World League…
-Eso fue increíble. Porque éramos un equipo totalmente nuevo, con jugadoras golpeadas, con un cuerpo técnico que tuvo que sacar todo a flote. Lo vivimos tan unidos y tan a full, transmitiendo una energía que parecíamos haber perdido.
-¿El seleccionado recuperó la identidad y te diste cuenta de tu importancia?
-De lo que te das cuenta es que el equipo te hace sentir parte de todo. No importa la titular, la suplente y la que es nueva. Todas influimos, siempre lo viví así.
Y justo nos reíamos con Gaby (Minadeo), porque me puso los últimos quince minutos de la final. Parecía una señal. Me tocó entrar y sentí que ya no podía pedir más nada.